Algo así nos esperaba |
Tomamos nuestras cosas y salimos de la ciudad,
unos 40 minutos hacia la cordillera del sureste de la capital. El Canelo es un
sector cercano, nuestro objetivo. Estacionamos la camioneta y comenzamos a
subir por senderos, el lugar ya cambiaba de nombre, se llamaba "El Canelo
Alto", no la ciudad costera, sino el poblado hacia la montaña a unos 50
minutos de Santiago. Nos arrancamos a la cordillera, esta vez cerca
de Santiago. La forma citadina de vivir, por un tiempo, agota, con trabajo y
estudios se busca una manera de escapar por unos días de esto. En verdad, más
que agotar, te vuelve cómodo, tienes todo al alcance de la mano y los dones de
la modernidad, de tener todo cerca, fácil, es te atrofia, te hace perder la
capacidad de valorar los detalles, las cosas simples, las cosas cotidianas, los
sabores, los olores, lo que sientes o lo que ves. Como no iba a ser
entretenido caminar para encontrar un lugar donde los colores se hacen fuertes,
donde de noche el silencio se hace presente y los sonidos de la naturaleza se
manifiestas de manera poderosa. Habían motivos para ir y encontrar estos
lugares, era momento de partir, siempre ha un buen momento de partir, el
momento nunca parece ser el indicado, siempre habrá una razón para no hacerlo,
siempre habrá un motivo para intentarlo, es mejor quedarse con este última
imagen, nos largamos nuevamente rumbo a una aventura y la montaña cerca de la
capital era la elegida.
Poco antes del mediodía, luego de una hora breve de caminata, llegamos a nuestro destino, un lugar donde mi compañía había acampado antes, en medio del bosque, a la hora de un pequeño riachuelo según ella, para mi, un verdadero rio. Ahí podríamos beber agua y descansar por esa tarde. Hacía más de un año y quizás dos que no armaba una carpa, la memoria no fallaba, pero uno se vuelve demasiado ciudadano del cemento, hasta ensuciarse las manos cuesta al comienzo, luego, te acostumbras y finalmente te gusta, sentir la tierra, su humedad, su esencia, su olor, te acomodas.
Luego, salimos a recorrer los alrededores, una vuelta a los lugares cercanos subir unas pendientes, quedar encima de unas rocas, estaba bien, ya nos habíamos adecuado.
Una noche fue suficiente, pero podrían haber sido más, el sector lo cruzan senderistas, en esa época escasos, en verano más frecuentemente. Fue breve, pero lo suficiente para sentirse lejos por una noche.
Considerar
- Era otoño, hay que ir preparado para el frío nocturno (Primeras capas, omitir los jeans, pantalones térmicos)
- Hay movilización para allá todo el año. Las micros salen desde Bellavista de la Florida rumbo al Cajón del Maipo.
- Hay agua del río, pero para el trekking, equiparse con lo necesario, agua, frutas, hidratos.
Calzado cómodo.
- Lleven localizadores para el cielo, hay luz adecuada para ver las estrellas.
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