sábado, 29 de noviembre de 2014

Ls isla de Milos

Agosto, 2014.

Milos y su ubicación en el mapa.
Dos meses de viaje fueron planificados para que en medio de éste, surgieran algún balneario o una playa que nos permitiera descansar. Como íbamos a estar en Grecia, decidimos que un buen lugar para efectuar este descanso debería ser alguna isla de las Cicladas, famosas por sus postales turísticas.

¿Por que la isla de Milos?
Porque vimos fotos de las playas, era una de las más lindas. Porque era turística, pero en menor escala, no al nivel de Mikonos o Santorini. Íbamos a encontrar menor infraestructura, claro que sucedió, pero también íbamos a encontrar menos gente. La idea era estar un par de días en Milos y luego tratar de movernos hacia la costa turca para llegar a Estambul, eso por lo menos teníamos en el mapa.

Las ansias ayudaron en apurarnos salir de Atenas un día antes. La capital griega, con un promedio de temperaturas de 35 grados nos hicieron buscar algún arriendo de motocicletas, scooter o algo similar. Queríamos una playa, pero eran las 16:00, un horario donde todo cierra en Atenas, o nadie quería arrendar, daba la impresión de una ciudad desolada, porque el calor hace estragos y todos se guardan a esa hora, por lo menos los servicios turísticos. Con frustración tomamos en metro hasta el puerto de Pireos para anticipar un ticket a Milos, pero al llegar a una playa cercana al puerto desertamos el plan y quedamos varados ahí, bañándonos en nuestro primer acercamiento en el Egeo. Los tickets los veríamos en el mismo día, por suerte al llegar a nuestro hotel barato en un barrio no turístico, el recepcionista que hablaba un perfecto español, nos encontró el calendario de salidas de ferries desde Pireos a Milos, estábamos listos y no tendríamos que madrugar. Primer dato: se puede comprar pasajes en el mismo sitio, incluso en temporada alta.

Listo para abordar el Ferry desde Pireos
Desde Pireos, salimos a eso de las 14:00 en un buque express, era como una micro, pero sin rueda y con flotadores. Había un aire acondicionado que nos hizo pasar frío en el viaje, lamentablemente habíamos tirado todo abrigo en los bolsos que iban en una parte que no podíamos acceder, hace varios días no sentíamos tanto frío. Un viaje aburrido, mareador y donde ni siquiera podíamos podíamos salir a mirar el mar, era mejor subirse a el barco e ir durmiendo. Llegamos a Milos, al puerto de Adamas a eso de las 18 horas, el sol estaba comenzado a bajar y disponíamos de un calendario de salida de buses hacía nuestro destino dentro de la isla, llamado Tripitri. No fue fácil llegar, porque inicialmente el hostal tenía dirección en Plaka, antes de darnos cuenta que estaba en el pueblo vecino, unas vueltas para allá, otras para acá y finalmente un colectivo que nos acercó hacia nuestro hostal. Al llegar como era obvio, nadie nos recibió, sólo unos niños jugando y una persona que sólo hablaba griego y que nos mostraba un número de teléfono. Después de tratar de explicar que nuestros teléfonos no tenían señal en Grecia, al parecer él mismo llamó, porque a los 15 minutos esperando sentados descorazonados, apareció la administradora del hostal. Realmente no era un hostal, si cuando viajas y reservas en internet lugares económicos, debes estar dispuesto a encontrar cosas que disten mucho de lo ofrecido. En este caso distaba, porque no era un hostal, sino unas especie de cabañas, pero lejos de molestarnos fue un agrado para nosotros saber que íbamos a tener una habitación para nosotros, con baño para nosotros, una terraza para nosotros, bajo unos parrones y vegetación algo desértica como estas islas. Por fin, estábamos instalados en Milos.

La Isla de Milos, alojabamos en Tripitri, llegamos a Adamas, equivocadamente buscábamos nuestro alojamiento en Plaka

Nos dedicamos a comer algo y recorrer el pueblo cercano, Plaka, típico. Nunca había estado en Grecia, ni menos en las cicladas, pero es como uno se lo imagina en las postales o en esas películas ochenteras, o en la discografía de Nana Mouskuori. Callejuelas blancas, con mesitas en las calles, gente tomando café o comiendo alguna tarta, luces bajas y un ambiente seductor, como erótico, me gustaba Milos y eso que era recién el primer día.

Al día siguiente el plan era simple, salir hacía el puerto de Adamas, buscar alguna moto para arrendar, buscar la manera de salir de Milos y terminar el día en una playa. De las tres ideas sólo resultaron dos. La primera fue buscar vehículo, viajamos la quincena de Agosto, justo el fin de semana del 15 de agosto, donde para el mundo católico se celebra la asunción de la Virgen María y ahí recordamos que los griegos también son católicos, o cristianos, ortodoxos, pero ese día también lo celebran. Por ende es un feriado dentro de las vacaciones, una fecha donde los griegos salen a recorrer su país y se encuentran con sus familias. Por eso, nos dimos cuenta que todos los arriendos estaban llenos, no había auto que arrendar, no había moto que arrendar y las reservas solo te aseguraban un vehículo en 2 días más. Primer problema: no teníamos vehículo. Después de recorrer la milésima agencia de arriendos, un señor entró enojado reclamando que su Suzuki Swift era muy viejo y que no lo iba a usar. Nuestra suerte nos acompañaba porque tomé las llaves de ese auto, viejo y destartalado, pero funcionando y lo arrendamos para recorrer la isla a fondo. Era azul, quizás tenía sus 10 años, estaba realmente mal cuidado pero no nos importaba mucho eso, simplemente queríamos algo para movilizarnos ya que en Milos no hay mucho transporte publico, en verdad no hay nada de transporte publico. Le apodamos el "Salvador" y gracias a él logramos recorrer prácticamente toda la mitad de la Isla que se podía recorrer por tierra.

El primer par de playas elegidas fue Tsigrado y Firiplaka, la primera salía en todos las postales de la isla y la segunda fue recomendada por un niños que atendió la mesa el día anterior.


Tsigrado, abajo estaba la playa.
Escalera para ingresar
Tsigrado con el mar cristalino.
Firiplaka, sombrillas, un bar y una playa de postal.
Hacía el otro lado de Firiplaka, la playa nudista.
Firiplaka, camas, reposeras y el bar.
Firiplaka
Al día siguiente fuimos a recorrer las otras playas, la que se llevó los aplausos es Sarakirinko, en muchos ranking puntuada como una de las mejores 10 playas del mundo. De playa no tenía mucho, porque era un paisaje de piedras que daba la sensación de estar en la luna, un lugar de ensueño, apta para bañarse, pero no para descansar y sobre todo, es la playa perfecta para ser fotografiada.

Paisaje lunar de Sarakirinko
Sarakirinko, lo blanco es piedra.
Ideales piedras para modelar.
Firopotamos, una caleta de difícil acceso
Los pueblos interiores de la isla de Milos
El poblado Plaka, desde una lejana ruta.
Una de las cosas que queríamos hacer es tratar de movernos entre las islas, pero no fue posible, estaban todos los ferries agotados, por el fin de semana de fiestas religiosas griegas. Nuestra entrada a Turquía estaba truncada. Como no tuvimos éxito en movernos por tierra ni desde Atenas, ni desde Milos, estábamos algo entrampados. El plan era llegar a Estambul vía terrestre en 5 días, pues desde ahí teníamos vuelo hasta Münich, pero no resultó y algo debíamos improvisar. Finalmente decidimos quedarnos en Milos un par de días mas, volver a Atenas y desde ahí volar a Estambul.

Lo malo fue que no logramos entrar en otra isla, lo bueno es que aprovechamos de recorrer Milos a fondo y nos encantó. Fuimos a almorzar a Polonia, el puerto de restauranes de allá, tuvimos que buscar nuevo alojamiento y renovar el arriendo del auto. Nos encontramos con una fiesta religiosa en Zefiria, donde comimos souvlaki a destajo y unos algodones de azúcar enormes, bailamos de la mano con muchos griegos mientras bebíamos un vino blanco al lado de la iglesia de la festividad, fue una buena manera de compartir con la gente local. Todo marchaba sobre ruedas.

Desayuno en Adamas
Fiesta griega
Super algodón blanco.

Atardecer al horizonte.
Firopotamos

Último día, una opción para tomar un yate todo el día surgió y nuestro día final en Milos fue sobre el mar recorriendo aquelas playas donde no puedes entrar por tierra. Chrysovalandou era el nombre del catamarán y su animoso guía, Nicolas. La playa perfecta es Kleftiko, entre cavernas y cuevas, simplemente una de las aguas más transparentes donde he nadado en mi vida. Un lugar perfecto para hacer snorkel. El tour nos costó 75 euros p/p y es durante todo el día, te dan comida y te van paseando por la costa de las zonas no accesibles por tierra. Todas las fotos que vienen son del tour.

Acá hay tips sobre la playa Kleftiko.

Nicholas, el dueño del barco dando su presentación
Aldeas pesqueras rodeando la isla
Nuestro yate
Entrada en las cavernas
Todos los chicos al agua
Cavernas para bañarse
El almuerzo
Hacía falta sol
Continuamos rodeando la isla
Hay más gente bañándose alrededor de la isla
El claro característico de Milos
El octupus, que luego comeríamos
La isla de Milos
Cerrando el viaje en Milos

Era hora de marchar, el catamarán llegó a las 20:15 y el que partía a Atenas salía a las 20:05, por suerte de nosotros, el catamarán que iba rumbo a Atenas estaba atrasado, llegó después de las 9 de la noche, así que alcanzamos a hacer el transbordo sin apuros. Era el fin de Milos, una isla de esas que salen en las postales griegas.

El catamaran del pésimo servicio de ferries, lamentablemente, no hay competencias.

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