lunes, 1 de junio de 2015

La tierra de los Berlines

Agosto 2014.-

Era mi segunda vez en Berlin, había estado hacía 2 años atrás por las mismas fechas, pero solo por el día, ya que tenía un vuelo desde el aeropuerto de Schönefeld y solamente alcancé a conocer la ciudad por una mañana y parte de la tarde. Ahora las cosas cambiaban, ya que le dedicaría todo un fin de semana para conocer la capital germana y correspondía darle más que un recorrido.

Upa la caña, nos tenemos que ir a Berlin.
El menú del viaje.
Ya había terminado el festival de música en Wacken y nos quedámos en Hamburgo una noche para celebrar el fin de éste. Realmente estábamos cansados y al día siguiente solo pedíamos una ducha, pero no tendríamos mucho tiempo pues todo el grupo se incorporaba temprano y nos íbamos al terminal de trenes, pues ya era hora de partir rumbo a Berlín. Nos despedíamos de Hamburgo, una de las ciudades que más cariño le habíamos tomado en Alemania, ciudad que volvía a aparecer en nuestro circuito turístico. Ya era hora de Berlín, en un maravilloso ICE que alcanzaba astronómicas velocidades superiores a los 250 kms/h, sin mover de la mesa el vaso de cerveza que nos habíamos servido arriba del vagón y los prosecos que había solicitado las niñas. Cesar, Berni, Dayan y Lucho completaban nuestro grupo en el tren, donde queríamos darle un poco de recorrido a la tierra de los berlines (en sentido figurado).




Una pequeña parte de la estación.


El equipaje.
El recorrido comenzó una vez que arribamos a la estación central de trenes en Berlín, o mejor dicho la "Hauptbahnhof", en donde intentamos descifrar donde podíamos encontrar la Brunnenstraße (Esa letra "B" son en verdad dos letras "s", se pronuncia algo así como "Brunen-Strause" o algo similar), teníamos que primero encontrar la Alexander Platz y luego hacer una combinación que en el mapa se veía fácil, pero en la realidad no lo era. Después de pelear con unos mapas, sentirnos algo hambrientos y con ganas de llegar al hostal, decidimos organizarnos y buscar unos taxis, nos dimos cuenta que eramos varios y nos salía más a cuenta que usar el tren subterráneo, considerando que ya íbamos algo cargados de maletas, comenzaba a llover y con el peso del festival reciente, fue lo mejor. Al buscar información para escribir este capitulo, me entero de que la estación central de trenes de Berlin es la mayor estación ferroviaria de paso de la Unión Europea, donde circulan 240.000 personas, 250 trenes en el eje este/oeste y 500 trenes en el eje norte sur, agregando a eso sobre 100 trenes ligeros o metros, todo estos números en solo un día. Entonces era válido que nos perdiéramos, como de costumbre.

Jamás voy a entender este mapa aunque lo mire mil veces.
Bueno, había que reírse.
Al llegar a la zona del hostal, nos encontramos con una librería en la dirección dada, algo desconcertados hablamos con los dos "viejitos" que atendían el lugar, que no era ni más ni menos que los dueños del hostal, no entendíamos mucho, hasta que nos hicieron entrar en el edificio y el hostal no era ni más ni menos que un departamento, para nosotros. Fue una sorpresa, pero fue para mejor, realmente el lugar era un lujo y era enteramente para nosotros, sin gente de afuera. La Pensión Mitte realmente era un edificio con varios departamentos, así que aprobado y comenzamos a descargar.


La vista del balcón del departamento.
El primer día, luego de almorzar en una pizzería cercana al hostal (Joey's Pizza), aprovechamos para salir a recorrer sin rumbo fijo la ciudad, con la puerta de Brandenburgo como punto de partida. Un monumento que habla por si solo, donde conjuga la parte turística de la ciudad, símbolo clásico de Berlín y de todo el país germano. Estaba bastante lleno de gente de todas partes del mundo, de artistas, de gente sacándose fotos, de inicios de tour turísticos y todo lo que a uno se le ocurra que tenga relación con la industria del turismo. Aprovechamos de hacerlos nuestras fotos, pero a nuestro estilo, y luego enfilamos rumbo hacía el edificio del Reichstag, sede del gobierno Alemán en varias épocas históricas y que ahora tiene más un uso turístico y simbólico. Estábamos frente a un "parque gigante feo", como le dijimos al Tiergarden en algún momento, realmente un enorme parque, que aveces nos parecía más un bosque, con conejos escondido detrás de los arboles, que escapaba de los conceptos que uno tiene tradicionalmente de un "parque". En el recorrido, muchas esculturas, demasiadas en verdad, que hacían conmemoración a todo lo histórico que rodea a Alemania y eso es mucho. Nos detuvimos en el monumento a los soviéticos caídos en la liberación de la Alemania Nazi, algo controversial, ya que fue construido por los mismos soviéticos, una especie de homenaje soviético "a ellos mismos". Tanques y armas como recuerdos, emergían en esta zona, el lugar se le conoce ahora como Treptowe Park, aunque coloquialmente es conocido como "el monumento del violador desconocido", debido a las múltiples violaciones que hizo el ejercito rojo a las mujeres germanas al final de la guerra.
Steel Panther y DRI.
La cuadriga
Monumento a los rusos. 
El equipo nuevamente
El soldado atropellado
La columna al atardecer

Al final del recorrido, llegamos a Niké, conocida como la Columna de la Victoria o Siegessaule en germano. Construida en 1874, cuando esta parte del país era llamado Prusia y conmemoraba la victoria del antiguo imperio frente a los daneses y los franceses. De 69 metros de altura, se puede visitar y subir por 287 escaleras de caracol, aunque nosotros llegamos en el ocaso de las visitas y sólo la visitamos por fuera, de todas maneras agrego sus horarios para quienes se programen en visitarla. También aparece en el vídeo de U2 "Stay", en varios clips y también en películas. Como dato anecdótico, cuando Alemania fue derrotada en la Segunda Guerra Mundial, se quiso dinamitar esta construcción, por suerte prosperó el sentido común y se conserva erguida hasta el día de hoy. No está demás agregar que las alas de la escultura, fue la inspiración del nombre de la multinacional Nike.
La Puerta de Branderburgo desde el Tiergarden
Niké de noche.
Al día siguiente aprovechamos de hacer el recorrido turístico oficial, como de costumbre localizamos el Free Tour de Sandeman en Berlin, Cesar y Berni prefirieron adelantarse a la Isla de los Museos para ir al Museo Egipcio, donde están una de las mayores colecciones, sino la más importante, de arqueología egipcia, incluido el Busto de Nefertiti. Por nuestra parte, hicimos el recorrido histórico por la ciudad, el cual fue interrumpido por una de las mayores lluvias que había visto en el viaje, eran bidones de agua lanzados del cielo lo cual infortunó nuestra caminata, el cual se hizo ameno frente a todo. Aprovechamos de recorrer la mayoría de las construcciones clásicas de la ciudad, como la Universidad de Humboldt, lugar de estudio de Einstein o Marx, el Domo de Berlin y algunas construcciones con otra importancia histórica, como la fachada del banco de Run Lola Run o el Hotel donde Michael Jackson colgó de las piernas a uno de sus hijos. Cerramos esa tarde turística dirigiéndonos al Museo del Terror, ubicado al costado de uno de los mejores sectores conservados del muro.
El punto de partida del tour
El hotel de Michael Jackson
El muro, detrás está el Museo del Terror
El límite del Checkpoint Charlie
La plaza de la tolerancia
Otra cuadriga
El banco de Corre Lola Corre
La chocolatería
El trabi, símbolo de la RDA.
La Universidad de Humbolt
Los artistas 
El Berliner Dom
El equipo abastecido
Ya más entrada la noche, bajamos la intensidad de la salida nocturna. Después del largo recorrido del día, decidimos que era momento de volver a nuestro barrio e ir por unas cervezas en Rosenthaler Platz, cerca de nuestro departamento, la zona tenía varios pubs, sin tener tanto ruido nocturno, perfecto para unos veteranos cansados que habían recorrido la ciudad todo el día. Correspondía algo de comida turca, tan típica en Alemania. También aprovechamos de celebrar el cumpleaños de su humilde escritor, abastecernos de más licor sagrado, antes de irnos a descansar, ya era hora.



La postal que se gestó a los pies de nuestro edificio.
Nos quedaba un día más en Berlin, los muchachos nos dejaban pues iban rumbo a Madrid. Nosotros aprovechamos de hacer orden en nuestras mochilas, llevar lo sucio a la lavandería que localizamos cercana a nuestro departamento. Nuestro edificio daba a una plaza que formaba parte del muro, estábamos en una zona limítrofe, justo ahí, se había dado una de las mayores postales de la guerra fría, aquella imagen cuando el soldado saltaba sobre las vayas huyendo al Berlin occidental. Ya sin muro, nosotros avanzamos hasta la lavandería. Acá fue tragicómico, la dependiente de avanzada edad no dominaba ninguna palabra en inglés, entonces las instrucciones del autoservicio de lavandería eran reforzadas por ella en alemán, todo se complicó cuando no sabíamos donde poner el detergente de la ropa que habíamos comprado, pues había una opción que parecía ser donde se echaba el detergente y otra donde se echaba el suavizante, todas esas palabras en alemán eran una odisea, por suerte todo resultó y era amenizado por unas cervezas, porque claro, los alemanes piensan en todo, la lavandería también era un bar.

Aprovechamos ese penúltimo día para dirigirnos al campo de concentración de Sachsenhausen, construido por el III Reich para para confinar o liquidar masivamente a opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales, posteriormente también prisioneros de guerra y finalmente Testigos de Jehová. Nos subimos con el tour de la gente de Sandeman del Freetour, aunque para esta parte uno debía cancelar un precio bastante correcto y también el ticket del tren que nos llevó a Oranienburg, en las afueras de Berlín. Posterior al fin de la Guerra, este lugar quedó en manos soviéticas, que lo usaron para los mismo fines por varias décadas más. Cabe destacar que al interior de este lugar, se realizó una de las mayores falsificaciones de billetes en la historia de la humanidad, con el objetivo de provocar un descalabro económico en la guerra, esta operación llamada Bernhard, replicada en la película "Los Falsificadores" del año 2008. No es posible reproducir los sentimientos al conocer este lugar, más allá de las creencias y gustos de quienes lean esto, creo que es bueno ir a uno de estos testigos de la historia una vez en la vida, así nos compartió nuestro guía, un argentino bastante solemne y respetuoso, al cual le debemos mucho de esa tarde, el mismo señalaba la importancia de haber ido a un lugar así, a pesar de estar en vacaciones


El tour más conciliador.
El trabajo los hará libres.
La entrada del campo.
El Mátrix
Al finalizar ese día, decidimos ir a otra zona de fiestas, en Oranienburger Straße en busca del Pub Crawl de la ciudad, pero llegamos tarde, aún así caminamos unos minutos y encontramos otro grupo gritón y de fiesta, era otro Pub Crawl, nos animamos y nos incluimos en este. Varias cosas nos sorprendieron de la vida nocturna de la ciudad: primero, las prostitutas que parecían modelos de alta costura, que en el interior de muchos pubs estaba autorizado fumar y sobre todo, nos sorprendió la ultima discoteque, el Matrix Club, una disco ubicada en la parte baja de una estación de trenes, que con varios ambientes daba paso a la música electrónica en altas dosis, en una versión bastante típica de esas fiestas donde iban los protagonistas de Good Bye Lenin. Dicen que en Berlín hay un mundo bien "under" para las fiestas, donde las casas se abren para una especie de movida clandestina que no para nunca. Si bien esta disco no era lo mismo, estaba bien cerca de esto. Ya eran sobre las 4 am y no había indicio de que esto se detuviera, nos hubiera gustado tener energías para seguir, pero la edad empieza a pesar, decidimos volver en taxi a nuestro "hogar".

Al día siguiente era hora de armar mochilas y partir, nos esperaba la Berlin Hauptbahnhof, la misma que mencioné al inicio del relato, así que llegamos con una hora de anticipación de la hora de salida de nuestro tren, era hora de partir a la República Checa, pues Praga nos esperaba.


La tierra de los berlines


Team Berlin, les robé algunas fotos.

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