lunes, 5 de enero de 2015

Estambul, Bizancio, Constantinopla. (Ira parte)

Agosto, 2014.

Estambul, desde hacía mucho tiempo era un sueño, desde que alguna vez en los libros de historia apareció descrita y desde que algunos profesores trataban de explicar que la ciudad estaba allí desde hacía muchos años. Sentía una atracción por conocerla y es normal, pues es histórica, importante y conocida, ubicada entre dos mundos, con miles de años a cuestas. Esa es Estambul, fundada como Bizancio y renombrada Constantinopla, polis griega, capital romana, capital bizantina, sede del Imperio Otomano y actualmente la ciudad más grande de Turquía, esa era el objetivo y la razón para ubicarla en nuestro circuito del viaje de este año. Noah Gordon se detuvo bastante a detallarla en su libro El Médico, y eso que estaba ambientada por el siglo XI y Rob Cole si que tuvo aventuras en ese tiempo, ya toda una ciudad grande. En dos capítulos contaremos nuestra pasada por la capital de Turquía, un recorrido que será breve para los parámetros históricos que tiene la ciudad, pero que puede servir de guía a quien se atreva a recorrerla.

Es una ciudad gigante (google.cl)

Estambul actualmente no es la capital de Turquía, pero ocurre el fenómeno que tiene Sidney o Rio de Janeiro, donde perfectamente se pueden confundir con la capital, pero no se engañen, las autoridades locales en algún momento de la historia se dieron cuenta que la burocracia del gobierno merece una ciudad aparte, más pequeña, que escape de todo el caos de una mega polis, por eso surgió Ankara, su actual capital, y por eso también surgió Brasilia o Camberra, en otras latitudes. Dicen que son aproximadamente 15 millones de personas repartidas a ambos lados del Bósforo, el estrecho que separa la ciudad y que también separa Europa de Asia, que comunica el Mar Mediterráneo y el Mar Negro, es realmente una ciudad grande y sería difícil conocerla completamente en un par de días, quizás hasta la misma gente de Estambul no conoce completa su ciudad, porque es una "mega ciudad" y para recorrerla uno necesita bastante información previa, o quizás mucha curiosidad para sumergirse en sus miles años de historia. Es una de las tres ciudades transcontinentales del mundo, es la mezcla entre oriente y occidente, entre lo musulmán y lo cristiano, una sociedad de ascendencia túrquica, por allá en las estepas de Asia Central, porque el idioma turco tiene más similitudes con los caracteres coreanos, que con los del mundo árabe. Una ciudad que adoptó una religión de la península arábiga y actualmente la llevan a su manera. Gastronomía, costumbres, formas de vida, son muchas mezclas de todo, teníamos una visión de la ciudad, pero era mucho más de lo que pensábamos y a eso íbamos.


Finalmente nos íbamos por aire
Como escribimos en el capítulo de Milos, nuestra idea era llegar a Turquia por tierra, pero el feriado de la quincena de agosto en Grecia no facilitó el proceso, no habían demasiadas opciones: solamente sabíamos de una conexión vía Salónica en tren y una posible búsqueda de un bus hasta Turquía. Pero demoraba unos dos días en llegar, entonces perderíamos un día para recorrer Estambul y teníamos como límite el 4to día pues teníamos que abordar un Turkish Airlines rumbo a Münich. La otra opción de irnos por las islas tampoco logró llevarse a cabo debido a que estaba todo colapsado en los ferries ya que como decíamos, era fin de semana feriado en vacaciones, en Grecia. Entonces desistimos y buscamos alguna manera de volver a Atenas,: un ferrie que llegaba poco antes de la medianoche. Logramos volver al humilde pero oportuno Hotel Cosmos que nos había albergado en el desolado barrio de Metaxourgio para recargar energías y tomar un vuelo de Aegean Airlines que habíamos encontrado unos días antes rumbo a Estambul. Creo que fue la mejor opción para nosotros, ya que andábamos con los tiempos demasiado apretados. Quedé con las ganas de hacer el trayecto por tierra, nunca encontré mucha información previa al viaje para hacer ese tramo y quería hacerlo, quedará para una próxima ocasión. Después leyendo con más tiempo me di cuenta que podríamos haberlo perfectamente por tierra, pero con un poco más de tiempo (o quizás no, los camioneros a veces andan más rápido que los aviones)

Un vuelo agitado de una hora y media desde Atenas hasta el Ataturk de Estambul. No soy amigo de los aviones, en verdad me da algo de pánico volar, aunque he volado varias veces, pero este fue uno de los aterrizajes más movidos que recuerde. Esa semana fue algo caótica para los vuelos, unos cientos de kilómetros más al norte una milicia o ejercito, depende de quien venga la versión, fueron responsables de lanzar un misil y derribar a un vuelo de Malasyan Airlines que iba de Amsterdam rumbo a Kuala Lampur y generar el terror por esos días en las noticias, el cierre del espacio aéreo e Ucrania y toda la paranoia habitual. Fue tanto el temor, que al aterrizar en un lluvioso Estambul, la gente se puso a aplaudir. Al salir del aeropuerto buscamos unos buses que por unas 10 TRY (liras turcas) nos llevaba hasta la plaza Taskim, nuestro objetivo. Las liras turcas las teníamos de antes, solo una pocas para movilizarnos desde el aeropuerto hasta el hostal. El bus bastante del primer mundo, recorrió por cerca de 40 minutos Estambul, ya era de noche y estábamos bordeando una especie de costanera en una ciudad grande, llena de luces, edificios modernos y lindas construcciones, íbamos rumbo a la Plaza Taskim, nuestro punto de referencia para el hostal que buscábamos.

Estambul nos recibía con lluvia
Apenas al llegar a la plaza sentimos algo de humedad en el ambiente y unas pequeñas gotas cayendo, entonces sacamos rápidamente un mapa y tratamos de buscar el nombre de la calle a la cual íbamos, no muchos la conocían, pero la gente nos trataba de ayudar igual. Ojo que no todos hablaban inglés, pero había animo de ayudarnos, solo atinábamos a señalar el nombre de la calle que buscábamos (Mebusan Yokuşu, o algo similar). Lentamente nos acercábamos a las coordenadas, pero la lluvia empezaba a caer, sacamos rápidamente las fundas de las mochilas y las capas de agua, parece que venía en serio, entremedio un travesti al medio de la plaza cantaba y se movía alegremente, "loca alegría total". Sin ánimos de discriminar, pero me parecía curioso este personaje, me imaginaba que los homosexuales estaban algo más reprimidos en Turquía, por lo menos en Estambul, no se veía tan asi. Luego de caminar por las indicaciones de muchas personas, localizamos nuestra calle, pero había un problema, estaba en una fuerte pendiente, así que comenzamos a descender, imagínense la lluvia, las mochilas, el piso mojado y el cansancio, así que hubo un par de resbalones al bajar, pero nada grave, hasta que localizamos el Domino Pizza, que era la referencia del Hostal 39, nuestro hogar en Estambul. Por fin llegábamos, empapados y cansados, nos facilitaron en la recepción unas toallas, a secarnos, instalarnos, registrarnos y a comprar unas cervezas en el local del frente del hostal, cuyo dependiente con un ánimo comerciante del medio oriente, no hablaba ni un poco de inglés, pero con una calculadora nos iba señalando los precios de las cosas que comprábamos, unas cervezas, aceitunas y algunos snacks desconocidos, pero sabrosos, por fin llegábamos a Estambul, era hora de descansar. En un pequeño televisor sostenido en la muralla del local estaban dando un partido de fútbol entre un equipo local turco y el Arsenal de Inglaterra, la primera plana en un momento fue el tocopillano Alexis Sanchez, el ridículo orgullo nacional en modo ON, habíamos llegado.

Un buen mapa turístico de Estambul

Estambul es gigante y es difícil ordenarse para recorrer la capital turca, hay muchas atracciones para visitar y en 3 días concretamente, nos iba a costar verlas todas. Un buen desayuno y decidimos irnos en el tranvía, cuyos tickets no se llamaban tickets, sino jetones, hasta ahora me da risa el nombre, claramente uno de estos jetones se fue de recuerdo para Chile. Íbamos rumbo a la plaza de Sultanahmet, la plaza de la Mezquita Azul. Es básicamente el primer punto de referencia de Estambul, una enorme plaza donde confluyen la Mezquita de Santa Sofia y la Mezquita Azul, al frente de la Basílica Cisterna. En este lugar donde estaban todos los vendedores de paquetes turísticos y el centro histórico en el cuerno de oro. Queríamos comenzar con Santa Sofía, pero los lunes estaba cerrado, así que nos fuimos a la Mezquita Azul, al entrar había mucha gente, una protesta en contra de la guerra en Siria y los atentados del ejercito Israelí en contra de los niños Palestinos, con muchas fotos de la guerra, nos dábamos cuenta donde estábamos, cerca de lugares de conflictos, aunque estábamos lejos de las zonas, ahí mismo, se palpaba en el ambiente.


La Mezquita Azul
Al interior de la Mezquita Azul

 
Al interior de la Mezquita Azul
La Mezquita Azul es la única en Estambul que tiene 6 alminares, esos grandes pilares que parecen campanarios y que rodean las mezquitas. En su momento de construcción, hace unos 500 años atrás, se culpó a su artífice, el Sultan Ahmed de enfrentarse a La Meca por la majestuosidad de la Mezquita Azul frente a la Mezquita Kaaba de la Meca, que tenía también 6 alminares, finalmente decidieron construir un alminar más en la capital espiritual del mundo árabe para finalizar el conflicto. Imagínense la majestuosidad de la construcción, era imposible tratar de retratarla, no cabía ni en la cámara de fotos. Entramos por la fila de turistas. que estaba señalizada para separarnos de quienes eran los residentes locales. Me sorprendió la buena recepción con nosotros, los no mulsulmanes, habían muchos afiches que explicaban el respeto que se debía tener dentro de la mezquita, quitarse los zapatos, guardarlos en una bolsa y mantener el silencio. Me pareció amable también que tuvieran prendas para taparse, por ejemplo mi colega de viaje andaba con pantalones más arriba de la rodilla, con toda la pierna al aire, si hubiésemos estado en el Vaticano de frentón no nos dejarían entrar, pero en la Mezquita Azul hay telas para usarlos de forma de vestido para taparse las piernas y la cabeza, permitiendo la entrada. Después de una breve fila ingresamos y al interior de la mezquita nos quedamos un rato en quietud para contemplar lo enorme del lugar. Mucho respeto, mucho silencio, diferente a las iglesias católicas donde todos murmullan adentro, acá todo el mundo estaba realmente en silencio y andar descalzo dentro de un lugar lleno de alfombras ayudaba.

Patio interior de la Mezquita, atrás un Alminar.


Ingreso del Palacio
Decidimos salir, cruzar la plaza, comprar unas aguas para la sed, cotizar los valores de las vueltas al estrecho del Bósforo (que rondaban los 20 liras, tampoco era un valor descabellado) comprar una especie de masa tostada callejera que nos sirvió para secarnos más la boca, y finalmente decidimos caminar hasta el Palacio de Topkapi, el gran palacio del Imperio Otomano. Después de una enorme fila de unos 30 minutos, compramos los tickets para ingresar. Los valores eran de 30 liras turcas para el Palacio y el Harem, en la pagina se señalan los detalles del ingreso y los horarios (Los días martes cierran). El palacio es enorme, realmente gigante, creo que no conozco un palacio más grande, quizás Versalles puede compararse, pero Versalles es 1/8 de Palacio y el resto son los jardines, Topkapi por el contrario es Palacio en su totalidad, separado de hermosos jardines. En el tour guiado que compramos, se nos explicaba que cada Sultán iba agrandando más y más el palacio, dándole su toque personal. Al interior mucha historia de un imperio que el mundo occidental no conoce, más allá de ser siempre los malos de la película. Visitamos el Harem, que es la construcción donde el Sultán mantenía a sus 700 mujeres, o quizás más. También visitamos las joyas del Imperio Otomano, documentación de sus invasiones, armas, esculturas, salas de recepciones, hermosas alcobas, hermosas habitaciones, alfombras, balcones que daban al Bósforo y una vista fenomenal de Asia, relieves y un sinnúmero de patios llenos de flores. Después de 4 a 5 horas al interior del lugar y decidimos salir, algo sofocados del lugar y de su bombardeo cultural, era hora de almorzar, donde me esperaba el mejor plato que comimos en el viaje, el Estofado de Cordero.
 
Las cauras también fuman.

La muchedumbre al interior del palacio.
Los jardines y parques adentro del Palacio.

Sencillas entradas de los salones, en el Palacio.

Vista del Bósforo y de Asia, desde un salón del palacio.
Interior del palacio

Salas de recepción del palacio

Miradores del palacio

Estofado de cordero y sopa de tomate.
Caminamos rumbo al Gran Bazar, ya eran sobre las 5 de la tarde, pero la afluencia de gente no se detenía. Paramos a almorzar en una especie de fuente de soda con las mesas en la calle, que nos permitían ver la gente, nos dábamos cuenta que eramos minoría, que había mucha gente turista que no precisamente eran occidentales, sino que del mundo árabe, Estambul es un centro mundial, los turistas no solo vienen de América y Europa, sino también de Asia, de la India, del lejano oriente y del propio mundo árabe. Era genial mirar la calle y el desfile de gente. Erróneamente yo elegí un Kebab, plato ya a esta altura conocido, pero mi acompañante solicitó un Estofado de Cordero, creo que uno de los mejores platos que existen, tanto que al día siguiente volvimos al mismo lugar para comer ese estofado, que era genial, maravillosa la comida turca. Recuerden, estofado de cordero.

Luego caminamos al Bazar, no a cualquier Bazar, sino al Gran Bazar. Lentamente empezaban a aparecer más vendedores de diversos cachibaches, de comidas y realmente, de todo. Existen muchas guías para conocer el gran Bazar, pero ninguna te va a servir si no tienes un alma de callejero. No es un mall, no es un centro comercial, sino son innumerables pasadizos y callejuelas donde vende todo, prácticamente todo: Joyas, maletas, alfombras, pañuelos, sedas, telas y todo lo que te puedes imaginar que venden en un Bazar Turco. El gran Bazar tiene cientos años de historia y aunque es una versión mucho más estilizada y pulcra de los mercados que deben existir en el medio oriente, permite tener una idea de esta mezcla cultura y de comerciantes que hay en el medio oriente, donde los vendedores te hablan directamente en tu idioma local, son herederos de miles de años de historia comerciante y son capaz de venderte un poco de aire si es que se lo proponen (y nosotros de comprarla seguramente) Lamentablemente llegamos algo tarde, ya la gente estaba empezando a cerrar, así que decidimos mirar el Bazar para tener una idea general y asistir el miércoles de manera más programada. Avanzamos en dirección hacía el puente de Gálata, hacía el Bazar Egipcio o Bazar de la Especies y entre ambos lugares, separados por unos 30 minutos de caminata, el bazar se mudaba a la calle, los productos iban cambiando, pero el alma de vendedores seguía intacta, había camisetas de fútbol, camisas, ropa interior, chaquetas, pantalones, algodón y podría seguir diciendo lo que existía, todo a un precio irrisorio. Al llegar al Bazar de las Especias, los olores se tornaban más cargados, se sentía en el ambiente que era el Bazar donde se vendían comidas y alimentos, los gritos de los vendedores parecían los de una feria callejera chilena ("lleve la papa...!!!"), pero en turco, imagínense esos alaridos y gritos. Me acuerdo y me río sólo.

Diminutos callejones te dirigen al bazar
Ingreso del Bazar Antiguo
Cachibaches del Bazar.
La gente intruseando

Interiores del Bazar
Caminos entre el Gran Bazar y el Bazar de las Especias.
Venta de dulces
Bazar Egipcio, de las Especias.
Se habla español
Extraviada en el Bazar Egipcio.
Delicias turcas
La moda infantil
Sombreritos, llamados Fez
Lleve la moda
Finalmente salimos hacia el Puente Gálata, donde estaba la Mezquita Nueva, del año 1597, que no estaba directamente en el circuito turístico, se notaba, estaba todo más tranquilo, con más gente del lugar y menos turistas. Nos animamos a entrar, justo coincidimos con el rezo del anochecer. No somos entendidos en el islam, pero logramos captar que uno de los 5 pilares fundamentales del islam es la oración. Las oraciones se realizan en relación con la ubicación del sol en el cielo, una de ellas es en el anochecer. Ya eran cerca de las 20:00, ingresamos, previo retiro de nuestros zapatos, y nos sentamos a observar toda la oración, realmente muy impresionante y conmovedor.

Afueras de la Mezquita Nueva.
Inicio de las oraciones.
Oración.
El Imán
El área destinada a las mujeres para sus rezos.
Aparentemente, los que llegaron tarde se quedan a rezar más

Al salir, ya era de noche. Así se veía la Mezquita Nueva.
Finalmente nos fuimos al cruce con Galata, aprovechamos de comer algo en los múltiples restoranes que estaban debajo del puente, con vista al cuerno de oro, precios razonables y unas pipas de tabaco con sabores a frutas. Nuestro primer acercamiento con el tabaco turco fue ahí, nos explicaron como usar las Shishas, para disfrutar tabaco con limón, manzanas o frambuesas, muchos sabores para un mismo día. Finalmente nos animamos a caminar, eran cerca de las 22:00 y la ciudad estaba cerrada completamente, era como "Resident Evil", todo desolado, no encontramos mucha vida nocturna, todo el mundo había desaparecido rumbo a su casas, nosotros caminamos rumbo a nuestro Hostal, el primer día en Estambul nos dejaba contentos, con la expectativa ampliamente superada. Nos esperaban dos días más para seguir recorriendo.

Una de las postales del día, la Torre Galata desde el Palacio de Topkapi.

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