jueves, 2 de abril de 2015

Venecia en 24 hrs.

Julio 2014.

Nova Gorica, Eslovenia.
Finalizaba Metaldays, un festival que ocurría en Eslovenia y que fue testigo de como 15.000 chazcones se reunían en un bosque al este de los Alpes. Ya era el ultimo día y mi misión era madrugar, con muchas dificultades ya que tenía que alcanzar el tren de las 9:30 que salía de Must Na Soci. la misión era estar antes del mediodía en Venecia Italiana, eran unos 100 kms. que debía unir en una mañana cruzando dos países, abordando un tren antiguo, cruzando la frontera en Nova Gorica, pasar a Gorizia, tomar un tren que salía desde Trieste y llegar a la estación Santa Lucía. En los planes muy dificil, aunque en la practica no lo fue tanto.

Frondoso Bosque Esloveno. Orillas del río Soca
El plan resultó, me levanté de la carpa en el festival a las 7:00 hrs, después del montón de bandas vistas y los 6 días de fiesta ininterrumpida, estaba realmente cansado y creo que nunca en mi vida me había costado levantarme tanto, para peor, había que desarmar el campamento. Recordé mis años de scouts donde nos levantaban temprano para abandonar un lugar en el último día de acampada, bueno, acá era lo mismo, pero con algunos años encima en el cuerpo. El cansancio de multiplicaba cuando desarmabas la carpa, la cual iba a ser enviada en los autos de nuestros amigos alemanes y la tenía que recoger en el segundo festival que iba a asistir, eso me alivianaba un poco el peso. Después de las correspondientes despedidas, me dirigí a la puerta del festival, donde tenía que buscar un colectivo para ir a Must Na Soci, llegué a la mencionada estación de trenes una hora y varios minutos antes de la salida de mi tren, lo que me dio tiempo para dormir y mirar algo de la dinámica local del pueblo. Me arrimé al tren que me deleitó con los paisajes entre la frontera eslovena, un oscuro bosque, un tren que iba desfilando por orilla de acantilados pequeños y un río con arboles bien verdes a su lado. Ya llegamos a Nova Gorica, una micro y nuevamente arriba de un tren, pero ya en Italia, rumbo a Venecia, donde tenía que llegar a eso del mediodía.


Ese era mi tren!
Llegando a Venecia me pude percatar de varios detalles, como la peculiar estación de trenes Santa Lucia, que estaba en la entrada de la ciudad. Venecia realmente son dos partes, las islas y Mestre. Mestre es la parte continental, que es una ciudad sin ninguna mayor gracia, las islas es lo que sale en todos los mapas y circuitos turísticos y que claramente, fue el lugar elegido para pasar la única noche en que íbamos a estar ahí. La estación estaba como a continuación de un largo puente que unía a ambas partes de la ciudad. Al aproximarme a la estación me di cuenta de una lluvia impresionante que azotaba a Venecia, tanto que al bajarme tuve que esperar techo, me estaba esperado Dayan en el anden, no se como le achuntó al tren en el cual yo venía. 

Ahora bien, dos detalles. El primero, recorrimos Venecia bajo una eterna lluvia el primer día, que no nos permitió ver todo los detalles de la ciudad, pero si sumergirnos en pozas y pozas de agua. Dayan ya había llegado al hostal en el cual alojábamos, en verdad más que un hostal, era un departamento con varias piezas cuyo dueño era un anfitrión, después de un poderoso desayuno por cuenta de él, nos dispusimos a recorrer Venecia bajo la lluvia. Esto es ley, no sirven los mapas en Venecia, es imposible ya que la ciudad tiene muchos callejones y recovecos, nos perdimos más de 10 veces dentro de la ciudad, buscábamos la calle en la cual estábamos en el mapa y era realmente un puzzle, muchas veces tuvimos que apuntar al sentido común, pero no siempre resultó, pensando que estábamos bajo una inclemente lluvia, era para reírnos. El otro detalle, era el clima, Venecia tiene un aire sub-tropical, hay mucha humedad, se puede explicar porque la ciudad está sobre el mar, pero también uno siente que las paredes de las construcciones han absorbido ese aire, salino y algo sofocante, conviene recorrer la ciudad durante el verano con ropa ligera, como si se estuviera en el trópico.

Amanecer en Venecia
Programamos Venecia para 24 horas, fue la mejor decisión, la ciudad es pequeña, la recorres en un par de horas,  El punto clásico es la plaza de San Marcos, donde descansarían las reliquias de San Marcos, el evangelista. Digo descansarían porque estas piezas fueron traídas hace unos 1200 años desde Alejandría, entonces los cristianos coptos tienen una disputa sobre lo verídico de estos hechos hasta el día de hoy. Sea como sea, los restos de San Marcos sirvieron como excusa para levantar la Basílica de San Marcos, el emblema de la ciudad, una enorme iglesia construida finalmente por el año 1063 y perfeccionada con los dineros del Saqueo de Constantinopla, realizado por los cruzados por el 1200. De todas maneras, el trabajo fue maravilloso, ya que edificaron una enorme construcción, con muchos detalles, muy elegante por fuera, no entramos porque la fila para hacerlo era enorme. La elegancia coincidía con los locales alrededor de la Plaza de San Marcos, las marcas de lujo a precios de lujo, exorbitantes, a la altura de los mejores barrios de Hamburgo, Ferrari, Gucci, D&G, Prada y todas esas. Venecia es caro, hay que pensar que sobrevive única y exclusivamente en base al turismo, hay que considerar eso al querer pasar más día dentro de la ciudad.

Venecia bajo la lluvia.
Desde el Rialto
Plaza San Marcos, al fondo la Basilica.
Rialto
El puerto de Venecia y la vista del mar Adriatico
La Basílica de San Marcos... en reparaciones. 
Campanil de San Marcos
Un ventanal de la basílica.
Muchisima gente en Venecia.
Fuimos a almorzar a una tratoria, nos explicó el dependiente del lugar la diferencia, en Italia, entre Tratoria y Ristorante, era básicamente en que el primero tenía una tradición familiar y los precios eran generalmente más accesibles, buen punto a considerar cuando se viaje por la bota.

Eso fue Venecia, no tiene mucha vida nocturna, realmente no encontramos mucho movimiento en la noche cuando fuimos por unas cervezas, nos quedamos en el hostal descansando y bebiendo, había sido un día largo y las piernas demandaban descanso. Al día siguiente fuimos a dar una vuelta, tomamos "la micro" que era un Vaporetto, recordemos que en Venecia no existen autos y todo el mundo se mueve a pie, en Vaporettos, en lanchas o en góndolas, ojo, el paseo romántico en góndola sale 80 euros. Abordamos mejor un Vaporetto por más accesibles 7 euros, que nos dió la posibilidad de recorrer los canales más grandes hasta llegar a nuestro hostal.

Nos fuimos a la estación de trenes, porque de ahí salían unas micros que conectaban la ciudad con el Aeropuerto Marco-Polo (5 euros), un recorrido de unos 30 minutos hasta llegar al terminal aéreo, nos ibamos en un Germanwings rumbo a Hamburgo, nos esperaban allá unos amigos chilenos para dirigirnos a una nueva versión del Wacken Open Air, pero antes estaba Hamburgo, una perla subvalorada dentro de Europa.


Las gondolas
La plaza de San Marcos, la Básilica de San Marcos y el Canpanil 
San María de la Salud. 
Por el río principal

No supe que era, pero me gustó. Era del edificio anexo de la Salud.
Calle principal

Adentranonos en Venice.
Por el otro lado del Rialto. 
Sala de maquinas del vaporetto.

Fuimos a almorzar a una tratoria, nos explicó el dependiente del lugar la diferencia, en Italia, entre Tratoria y Ristorante, era básicamente en que el primero tenía una tradición familiar y los precios eran generalmente más accesibles, buen punto a considerar cuando se viaje por la bota.

Eso fue Venecia, no tiene mucha vida nocturna, realmente no encontramos mucho movimiento en la noche cuando fuimos por unas cervezas, nos quedamos en el hostal descansando y bebiendo, había sido un día largo y las piernas demandaban descanso. Al día siguiente fuimos a dar una vuelta, tomamos "la micro" que era un Vaporetto, recordemos que en Venecia no existen autos y todo el mundo se mueve a pie, en Vaporettos, en lanchas o en góndolas, ojo, el paseo romántico en góndola sale 80 euros. Abordamos mejor un Vaporetto por más accesibles 7 euros, que nos dió la posibilidad de recorrer los canales más grandes hasta llegar a nuestro hostal.

Nos fuimos a la estación de trenes, porque de ahí salían unas micros que conectaban la ciudad con el Aeropuerto Marco-Polo (5 euros), un recorrido de unos 30 minutos hasta llegar al terminal aéreo, nos ibamos en un Germanwings rumbo a Hamburgo, nos esperaban allá unos amigos chilenos para dirigirnos a una nueva versión del Wacken Open Air, pero antes estaba Hamburgo, una perla subvalorada dentro de Europa.

Arriba del Germanwings.

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