martes, 24 de enero de 2017

Cuatro días para Montevideo

Septiembre del 2016.

En este mundo, más vale tener amigos que dinero, frase fundamental a la hora de comprender la cultura del intercambio. Khris tenía una amiga que, hacía años, estaba viviendo en la capital uruguaya y sería una buena idea aceptar una invitación para pasar por sus barrios, así que conjugamos unos pasajes para irnos un par de días a la capital de la República Oriental del Uruguay. A través de la siguiente publicación, contaremos la experiencia de 4 días en Montevideo, no fue un viaje de mucha salida o muchos recorridos y el relato a veces fluctúa en lo lineal y a veces no, pero creo que podemos compartir un par de experiencias y lugares que podríamos recomendar para quien recorra la ciudad de Montevideo. Desde Santiago tomamos un vuelo directo, son poco menos de dos horas de viaje, lo suficiente para ordenar un poco un viaje que fue bien improvisado. Es entretenido viajar de día sobre Argentina, pasar sobre Buenos Aires, alcanzamos a distinguir sin dificultades los dos estadios del barrio de Avellaneda antes de cruzar el río de la plata y descender en Montevideo.

Nos juimos al oriente

El viaje demoró dos horas, la aduana demoró la misma cantidad de tiempo, me extrañó para un aeropuerto tan pequeño, la velocidad de tortuga de sus funcionarios de aduana, fácilmente los más lentos del planeta. Desde el aeropuerto hasta la ciudad hay 4 opciones de trasladarse: micros regulares, micros entre ciudades que pasan por el aeropuerto, minivans y taxi. Las primeras dos opciones son las más baratas, costando unos $50 pesos uruguayos y $150 pesos uruguayos los segundos, unos U$2 y U$5 dolares respectivamente. Nosotros por lo tarde, decidimos tomar una van, que funciona improvisando recorridos en relación a la solicitud de los pasajeros, y dejándote en la puerta de tu destino, o sea funciona como un transfer chileno, el precio de este último es mucho más caro U$15 por persona, pero fue el que elegimos nosotros por lo tarde que abandonamos el lugar.

Desde la azotea
Llegamos a destino, y nuestros anfitriones Peter y Emilia nos esperaban, una linda casa en el barrio sur. Inicialmente había leído un poco sobre el lugar donde nos quedábamos y se señalaba que era un lugar "poco seguro", pero viéndolo fríamente, el barrio es solitario y la gente lamentablemente tiende a confundir ambos conceptos. La casa era antigua, pero hermosa Estaba en un segundo piso, con mucho arte en su interior y una energía bien cálida, lo mejor de la casa, es que tenía una azotea, en el tercer piso, que permitía arrancarse para tener aire libre, una maravilla. El barrio era bonito, se notaba que era un barrio muy antiguo, como casi toda la ciudad en general, pero ser antiguo, solitario y peligroso no necesariamente deben ser sinónimos. Cabe señalar que el Barrio Sur se identifica con el "Candombé" y ha inspirado una enormidad de artistas y músicos, se sentía un poco ese aire bohemio, en especial cuando dejamos nuestras maletas y salimos rumbo al bar Fénix, donde se presentaría un grupo musical amiga de nuestros anfitriones, una buena forma de arribar a la capital Uruguaya. Si pudiera comparar el barrio sur con alguna comuna, podríamos decir de Recoleta, en Santiago, es una buena comparación, aunque con mucha menos gente, obvio.

El barrio sur

En un par de días, decidimos que era mejor quedarse en la capital, sin muchos planes más que darle recorrido y socializar con los dueños de casa, por lejos, esta fue la mejor opción. Para darle vueltas a la ciudad, pedimos unas bicicletas a los dueños de casa e hicimos un recorrido "cletero". Desde el Barrio Sur, hasta el edificio de la intendencia, donde afuerita había un oficina de turismo que daba mapas y sugería lugares para recorrer (18 de julio esquina Egido). Al comienzo algo extraviados, luego, entusiasmados porque todos, y cuando digo todos, es todos en la calle que tu le preguntabas algo, te respondían de manera animada y amable, muchos dejaban de hacer lo que estaban haciendo con el afán de ayudar, me gustó la buena disposición del ciudadano de Montevideo para con nosotros, tenemos mucho que aprender en Chile sobre esto.

La 18 de Julio

La 18 de julio con una ciclista a la vista

De ahí nos fuimos por la misma 18 de julio rumbo al Parque Battle, hogar el Estadio Centenario. Dos cosas a destacar, me dio la sensación de que la 18 de Julio era una avenida principal, a pesar de eso, todos los vehículos eran muy respetuosos con nuestro andar bicicletero,  Lo otro, las calles son muy amplias, dan seguridad, o por lo menos, dan mucho más que en Santiago. Además, es que entramos al Estadio y el señor de la entrada nos dijo que nos iba a cobrar a la salida, al salir, dijo que siguieramos, no nos cobró a pesar de que le señalamos que queríamos pagar, incluso le dijimos que eramos chilenos, a raíz de los partidos de fútbol recientes pensábamos que nos iba a cobrar el doble, pero luego de unas risas, dijo que nos fuéramos en paz, que todo estaba en orden. El museo era valioso, con mucho material para amantes de este deporte y con una gran colección fotográfica.

El gol más importante en la historia uruguaya

Uruguay, desde la década del 30 dejando la pierna arriba
A la vuelta, un pedal de la bicicleta se salió, y nunca lo logramos volver a colocar, estaba vieja igual y algo oxidada, pero al momento de salir el pedal, casi me voy de bruces, así que la mitad del recorrido de vuelta lo hicimos tranquilamente caminando.

Teatro Solís
Correspondió en estos días darle un recorrido a la ciudad y su casco histórico, aunque nuestro centro de atención fue compartir con los anfitriones, bajando los vinos que llevamos de nuestra larga y angosta faja de tierra y por supuesto, jugando el Cadáver Exquisito, un juego donde nadie gana (si señores, nadie gana). El vino fue solicitado por los chiquillos, pensábamos llevar pocas botellas, pero los muchachos pidieron más, alegando la baja calidad del vino local y lo caro de estos productos. Si es así, entramos en varios mercados y los precios de las bebidas y comidas son altos, mucho más que en Chile.

Centro histórico
El arte de las botellas



Costuritas
Más costuritas 
Desde el centro de la ciudad
Para quienes pregunten, obviamente fuimos por unas parrilladas, en total a 3 locales y acá damos nuestra opinión. Debemos señalar de Montevideo en comidas y bebidas es tremendamente caro, cosa que me sorprendió. Emilia nos advirtió de aquellos, pero considerando que Santiago es una ciudad cara, no había asumido esto, grave error porque la ciudad es cara para comer. (Un almuerzo por lo bajo U$ 10-12 p/p en locales muy populares y hasta $40 p/p en un restaurant), repito, es caro, muy caro.

Mercado de la Abundancia. Es quizás el más subvalorado de los que recorrimos, los precios eran unos U$25 p/p. Buenísimo, la carne de maravillas, por la relación precio/calidad, considero que era uno de los mejores lugares. El edificio es antiguo y está descuidado, algunos más graves dirán que está que se cae, pero yo he conocido lugares peores. Las recomendaciones de las paginas de internet no le favorecen, pero personalmente fue un local que pasó la prueba y los platos anduvieron bien, los postres ganaron por goleada.

Solamente la entrada
La Pulperia, lo que se le puede decir "picada". Un  local pequeño, que no sirve para ir en grupos y donde tienes que hacer una espera de mínimo 30 minutos para recién tener un lugar. para sentarte, que no necesariamente es una mesa, sino que aveces puede ser una especie de "barra". La mejor carne que comimos en Uruguay estaba en la Pulpería, donde los sabores y la preparación, parecían un trabajo de artesanía, repetiría el lugar y volvería a esperar los 30 minutos, una hora si fuese necesario.

La pulpería

Los comensales
La carne más rica que probamos en Uruguay


Desde afuera la Pulpería no parece nada


Mercado del Puerto, es la vedette de todos los tripticos de la ciudad. El lugar es bonito, es tradicional, como un gran mercado de una ciudad, muchas tiendas de artesanías, artistas cantando  y productos típicos del país, especialmente el manjar, a.k.a. dulce de leche. Pero las carnes quedaron al debe. Creo que era más cantidad que calidad, no sentí el "amor" de la preparación de un local más chico, quizás para una foto pueda servir, pero al ser el mercado principal del puerto, es más caro y no es necesariamente más rico, creo que si vuelvo a ir a la ciudad, pasaría de largo.

Mercado del Puerto
Mercado del puerto, mucha cantidad, no tanta calidad

Una última vuelta por el centro de la ciudad, hay mucho intento de rescatar los circuitos turísticos, pero aún la ciudad está al debe, si sales del recorrido principal parece que retrocedes demasiado, me llamó la atención la cantidad de edificios abandonados, si un inversionista lee esto quizás se tiente, pero Montevideo aún está en deuda con su explotación.

El menú

Los loros desparramados por el parque

Mausoleo a José Artigas

Claramente había materos

También nos fuimos a la feria

Candombé en la feria

Pasamos por recomendación de los anfitriones al Bar Tasende, donde debemos detenernos para hacer una reseña. La pizza al tacho es la dueña de este lugar, con un aire antiguo quijotesco acompañado con una hermosa decoración con mosaicos árabes. Se decía que Mujica pasaba por acá bien seguido, por la atención y el sabor, creo que el caballero tenía razón.

Bar Tasende

Mejores pizza al tacho



Pasaron 3 días en la ciudad y ya era momento de volver, quizás ese tiempo sea suficiente para el recorrido. En la feria tuve un incidente ya que perdí mi billetera, en su momento pensé que me habían robado, pero no fue así, ya que se me cayó desde un bolsillo que no acostumbraba a usar, por suerte viajaba también con pasaporte y pude salir del país sin problemas. Un taxi hasta el terminal de buses y de ahí una micro hasta el aeropuerto, la opción más barata, ojo que los taxis tienen sus trayectos previamente señalados, es difícil que alguien pueda timarte e increíblemente, era más barato que la comida. El viaje en micro desde el Terminal de Baltazar Brum, también llamado terminal de Rio Branco, hasta el aeropuerto, dura algo más de una hora, pero no hay un tiempo establecido, es la opción más barata.

La Rambla

Mucho viento

Demasiado viento

El general Artigas
Ja!


Ya en Santiago, una persona me contactó por facebook para poder devolverme la billetera, que genial los uruguayos. Estaba lindo, un poco caro, pero eso era un detalle, yo creo que volveríamos a darle una vuelta pero ahora al país.

pd: Gracias Peter y Emilia por su hogar, sea agradece el gesto, los esperamos en Santiago cuando quieran.
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