martes, 7 de octubre de 2014

Milán (Como pasar de invierno a verano en 24 horas)

Julio 2014, Milán, Italia.

Por fin llegamos a la primera parada, estamos en Milán, la tierra de Lombardía. Nuestra primera ciudad elegida para recorrer, cuando programamos nuestro viaje hace unos 6 meses atrás. Pretendíamos recorrer Milán y la Toscana, antes de separarme de Dayan para ir a mi festival en Eslovenia, por eso nuestro primer destino fue el aeropuerto de Milán Malpensa.

Queda poco para llegar.
Salimos en un vuelo desde un frío, invernal y lluvioso Santiago de Chile rumbo a Barajas, Madrid. Un viaje que se hizo más corto de lo esperado, generalmente la ida es la más estresante, la que más ansias lleva, pero un par de películas del avión, unos albumnes de música, un par de series, unos bocados en la parte trasera del avión y estaríamos listos, nos quedamos recién dormidos a las 5 horas del primer vuelo, cuando asumo, íbamos cruzando la Dorsal Atlántica. Llegamos a eso de las 13:30 horas a Barajas, luego de los trámites de ingreso, que fueron más breves de lo que pensaba (¿Hola? ¿Donde van? ¿Hasta cuanto se quedan? Pasaportes timbrados) tocaba cambiarnos de terminal y hacer unas horas de escala y nos fuimos en otro vuelo rumbo a Milán, La aerolínea de la combinación, era obvio, fue EasyJet, la compañía de bajo costo elegida que nos acompañó este tramo. Después de unas 22 horas viajando, por fin estamos en el Aeropuerto de Milán-Malpensa, pasamos al pleno verano, con sobre 30 grados de calor, por suerte veníamos preparados con chaquetas que solo eran ligeras y que se guardaron rápidamente.

En espera de la salida Madrid - Milán.
Dayan orientándose en el metro.

Desde el Aeropuerto de Malpensa hasta Milan hay cerca de 50 kilómetros y no hay muchas alternativas para llegar a la ciudad más allá de unos buses que cobran €10. Consultamos y dimos unas vueltas si habían más opciones, pero no encontramos nada más allá de los buses. Así que los abordamos y nos dirigimos rumbo a la ciudad. Luego de unos 40 minutos, llegamos a la estación Milano Centralle, rápidamente a abordar el metro de la ciudad para dirigirnos a nuestro humilde hotel elegido ubicado en la zona de Brenta, Hotel Brenta Milano, a unos 10 minutos del centro en metro y unos 35 minutos caminando a paso lento como comprobamos al día siguiente. La zona era segura, el hotel era limpio, habitaciones, camas cómodas y un desayuno bastante contundente. Había un supermercado al frente y la estación de metro Brenta, era un buen lugar elegido. Luego de acomodar nuestras cosas, ir por una ducha y buscar algo de comer. Por recomendación del recepcionista fuimos a una trattoria. Después de averiguar, la diferencia entre trattoria y ristorante es que el primero básicamente es un restaurant familiar. En fin, llegamos al lugar a comer unas pastas increíbles y una pizza de 4 quesos que fácilmente es una de las mejores que he comido en la vida, suena categórico, pero años desdepués aún me cuesta superar este local. El lugar se llamaba Timeout 2. Se supone que queríamos salir, pero había cansancio y preferimos descansar para aprovechar el día siguiente.

Al otro día, recorrimos todo Milán, una ciudad que fácilmente puedes recorrer en un día y eso fue lo que hicimos. Nos fuimos caminando hasta el centro, recorriendo iglesias y galerías hasta llegar a la Piazza del Duomo, lugar central de la ciudad que reúne sus dos monumentos más reconocidos: El Domo de Milan y la Galería Victor Emanuel II. No entramos al Duomo porque habíamos olvidado la regla de las catedrales italianas de la vestimenta y con 38° íbamos algo destapados según los estrictos estándares cristianos, donde no puedes mostrar ni las piernas ni la espalda.

Basilica del año 300 y algo.
Duomo de Milán

Palomas al ataque.
Castillo Sforzesco

Luego de eso una vuelta al parque, para comer unos paninis y nos dirigimos al Castillo Sforzesco, una fortificación de tiempos de la edad media. 

Después volvimos al hotel, cambio de ropa y nos dirigimos a Navigli, lugar donde la vida nocturna se da cita en Milán. Una vida nocturna más tranquila, dominada por pubs que cierran a las 2 am y que se dedican a vender traguitos a orillas de un pequeño canal en la zona sur poniente de Milan. 

Lo vimos como una salida inofensiva, pero de todas maneras el vodka hizo que tuviéramos que comer más paninis y tener que abordar un taxi para la vuelta, ya dos noches era suficiente la ciudad Lombarda y daba la sensación que no había mucho más que hacer.

El castillo Sforzesco.


Al día siguiente fuimos a darle más tiempo al Duomo, desde su interior, ya con ropa de personas adultas cubiertos en los hombros con ropa y las piernas, requisito para poder entrar a las iglesias itálianas. Luego tomamos nuestras mochilas para dirigirnos a la estación de trenes Milano Centralle para viajar a Prato, distante a unos 300 kms al sur, cercano a Florencia, donde una vieja amiga me esperaba en un pequeño pueblito de la Toscana, lugar de nuestra siguiente parada.

Paninis
Galeria Victor Emanuelle II y el Duomo de Milán

¡Como viajar?
Tren Italia es la respuesta, a veces encuentras promociones, a veces no.

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