sábado, 10 de junio de 2017

Tacna, la puerta de entrada

Abril, 2017

Llegamos a Arica a eso de las 22 horas. Gracias a Khris, teníamos familia y contactos en la ciudad más al norte de Chile y ellos nos pasaron a buscar al aeropuerto. Entonces no fue necesario recurrir a movilización para ingresar a Arica. Para sentido práctico, el Aeropuerto de Chacalluta está al norte de la ciudad y a pocos kilómetros del paso fronterizo, así que puedes irte tanto para Chile, como para Perú y la distancia será la misma. Bueno, para nosotros quedaba una noche y un desayuno donde aprovechamos la hospitalidad de la familia antes de partir a Perú.

Los anfitriones en Arica, muchas gracias por la cordial bienvenida
El punto de partida en Arica
El morbo de cruzar una frontera
En el terminal de buses de Arica es fácil encontrar boletos para tomar tomar un bus o en algún colectivo a Tacna, son sólo 50 kilómetros separados por el paso fronterizo Chacalluta, que a pesar de ser el más concurrido entre chilenos y peruanos, fue testigo de un trámite que no duró más de 10 minutos. Era la primera etapa del viaje y Tacna nos dio la bienvenida en una soleada tarde. Las dos horas de cambio para atrás nos ayudaron a aprovechar mejor el día, pues son conocidas las regalías aduaneras de la zona franca de Tacna, que permiten precios más bajos para esta ciudad del sur de Perú. Por esta razón nos dimos vuelta en varios locales para buscar ropa adecuada para la sierra peruana y el frío boliviano. Lo mejor, claramente el centro comercial 28 de julio. Obviamente toda la ropa de imitación y falsa, pero el algodón peruano es el mejor del mundo, entonces una polera "North Face" por $3.000 pesos chilenos, de algodón, claramente era bienvenida y bien utilizada por nosotros.

Mmm... ¡Que rico!
Aprovechamos de comer, en un centro comercial, en la calle y donde quisiéramos, porque en Perú se come bien y barato, por lo menos en el sur. Muchas veces nos lamentábamos de que el apetito hubiera cesado, porque nos queríamos comer todo y nuestro físico no lo permitiría. Tacna sorprende porque es un gran centro comercial, donde todo se vende. Claramente hay algunos productos que desplazan a otros, como la ropa, la gran triunfadora. Pero hay otros productos que no pensábamos que podrían existir, como marcos de lentes, lentes propiamente tal, atención en salud o reparación e celulares. Empezaban a aparecer una gran cantidad e taxis, todos blancos, los cuales colapsan las calles, es agobiante la cantidad de taxis, los cuales te pueden llevar a cualquier lugar de la ciudad por precios que no subían de los 5 a 6 soles, totalmente irrisorios si los comparamos con un taxi en Santiago. A pesar de esto, en gran parte de día decidimos caminar y así empezar a palpar el Perú en sus calles. El cambio de divisas se puede hacer en las calles, generalmente en los terminales se instalaban los cambiadores con mesitas y calculadoras. Los precios entre un puesto o una oficina realmente no variaban en demasía, si cambiabas poco dinero, no había que cotizar mucho.

Había hasta moco de gorila

Papas con ocopa, callejeras
La magia de rezar antes de viajar
Nos desocupamos bastante antes del horario indicado y eso que teníamos bus para las 22 horas rumbo a Arequipa, cortesía de "Flores hermanos", pero pedimos adelantar el viaje y no hubo problemas al respecto. Por 40 soles nos fuimos rumbo a Arequipa. Nos llamaba la atención una imagen de una virgen en las salas de espera del terminal, cosa que después se repetiría en el viaje. Nos llamó también la atención como sagradamente, cada pasajero se encomendaba a la deidad, asumo que para asegurar un viaje tranquilo. Eran las 19 horas y nos encontrábamos abordando el bus rumbo a Arequipa, donde llegaríamos a eso de las 3 de la madrugada y donde fuimos animados por un televisor que se fue a negro pero conservaba el audio. Por suerte Nicolas nos recibiría en la ciudad blanca del sur del Perú, pero eso dará para otro capitulo.

Nuestro bus rumbo a Arequipa 
La tele se fue a negro
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Desde el Cuzco a Iguazú


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