domingo, 20 de octubre de 2013

Roma

Roma, Italia - Viernes, 10 de agosto de 2012 
 
Salida al alba desde el aeropuerto de Ginebra
Si uno viaja a Italia y es de Sudamérica, se sentirá como en casa. Por lo menos eso había escuchado alguna vez, y claro, cuando llegué a Roma pude comprobar este detalle. El vuelo nuevamente era EasyJet, que a pesar del miedo de viajar en estos "tur-bus con alas", se comporto de una buena manera. Los horarios siempre fueron los establecidos, los asientos no eran una maravilla de comodidad, pero para mi, que soy alto, generalmente todos los buses, aviones y taxis son incomodos, asi que desde hace mucho tiempo estoy acostumbrado a estos detalles, aparte, eran vuelos cortos, de un par de horas. Para comprar pasajes uno entra a la pagina como cualquier vuelo, pero tengan ojo, pues Easy-Jet cobra por cualquier servicio "extra" de un vuelo de bajo costo. Por ejemplo si quieres llevar una maleta te la cobran, en valores previamente fijados en la pagina en relación al peso que uno quiere llevar, o si uno quiere tomar una bebida en el avión también la cobran. De todas maneras me salió más económico que viajar en otras líneas. He oído malos comentarios de Vueling y de Ryannair, pero no me he subido a esos aviones así que no puedo decir nada al respecto.

En la autopista desde Flumicino a Roma
Salí del departamento de mi amigo a las 5:00 AM, pues mi vuelo salía a primera hora desde Ginebra. Llegué a Roma temprano, cerca de las 8:00 am hora local, el día recien empezaba a funcionar y en Roma iba a llegar al primer hostal que habia seleccionado netamente gracias a Hostelworld, una pagina ya conocida, pero para mi no lo era, que me da precios y reservas de hostales y hoteles a un precio bastante bueno. Llegue a Flumicino, un aeropuerto, como todos los de las grandes ciudades europeas, enorme, pero este era un poco más desordenado. Al salir del aeropuerto logré identificar el área de donde salían los buses que iban desde Flumicino a Roma, unos 40 minutos a 1 hora de viaje, dependiendo en si viajas en bus o en tren. Elegí el bus por un tema de costos, la vuelta de la ciudad al aeropuerto la iba a hacer en tren. Inmediatamente al llegar a la parada de buses del aeropuerto, me di cuenta que el "ambiente" era un poco más familiar. Venía de recorrer Suiza y Alemania, dos países muy ordenados y estructurados en todos los detalles, cosa que en Italia se pierde. Aparecen las colillas de cigarros en las calles, los papelitos, el regateo en los taxis, una mezcla más mediterránea de la gente que después pude apreciar en las calles de Roma. Este ambiente lejos de molestarme, me pareció más familiar. También el calor empezaba a manifestarse, era como estar en un pleno verano en Santiago, el clima era más árido y seco, por suerte las botellas con agua se empezaban a hacer familiares.

Abordé el bus y viajé tranquilamente por cerca de unos 40 minutos antes de empezar a entrar en Roma, una ciudad algo más latina como mencioné, pero no debo dejar de decir esto por las razones que expliqué arriba. Los grafitties en las calles, la gente que cruza la calle en cualquier parte o los bocinazos en los choferes de los vehiculos. El bus pronto nos dejó en la estación de Termini, ubicado en pleno barrio comercial de la ciudad. Una vez que llegué ahí busqué mi mapa para poder dirigirme al lugar donde alojaría, a unos 10 minutos a pie desde Termini. Empecé a recorrer los barrios aledaños a Termini, que me recordaron mucho a lo que es Estación Central en Santiago, construcciones antiguas, que uno no podría imaginar el año en que estaban hechas, con arquitectura clásica del s XIX, como esos barrios fundadores de las capitales sudamericanas, con los balcones que dan a las calles y que sin querer demostraban de donde viene un gran porcentaje de las estructuras y edificios que tenemos en Sudamérica, esta claro que esto ya se había hecho en Roma.

Entrando por la ciudad, me di cuenta la gran cantidad de inmigrantes que había, el barrio colindante al terminal es una mezcla de chinos, árabes, africanos y marroquíes, perfectamente mezclados en diferentes locales donde uno sabe que está en una ciudad cosmopolita, donde la mezcla de lenguas, colores y formas de expresión te entretienen. Iba caminando con hambre y me animé a entrar a un para tomar algún refresco y comer algo, ya que no había desayunado aun, y era una mezcla de local con dependientes chinos, ambientación marroquí y que vendían paninis. Otra cosa, comer en Roma es barato, después cuando salí me di cuenta de esto, pero la venta de pizza y pastas en este país es maravillosa, creo que si me tocara vivir en Roma, nunca me aburriría de comer pizzas.

Luego de caminar unos 10 minutos, con la detención a desayunar, encontré mi hostal. En la entrada había una japonesa que también iba a entrar, en señal de caballerosidad le abrí la puerta, señal que luego me di cuenta que es máxima confianza para los japoneses, entre otras cosas que ella me enseñó después. En el hostal dejé mis cosas, hablé con el dependiente, que me hablaba un italiano/españolado que entendía a duras penas, pero me parecía gracioso, pues el pensaba que entendía todo y seguía hablando de corrido, me pareció gracioso y aunque el lugar inicialmente no me dio una buena impresión, el grupo de gente que había reunido y el hostal, que realmente era un piso gigante, hacia que todos los que alojábamos ahí nos reuniéramos en la cocina del lugar, dando más cercanía entre todos y creando lazos entre los huéspedes, todos viajeros como yo. Era una mezcla de una pareja francesa, dos gringos, la niña japonesa que ya mencioné, una española con su madre y un alemán que al finalizar la jornada nos reuníamos para conversar y beber algo entre todos.

Después de dejar mis cosas empezaba una nueva aventura, ahora en Roma, mi primera misión, comprar una mochila y una cámara, las que había perdido. Miré el mapa, calcule lo poco que había caminado y me di cuenta que el centro urbano de roma, distante a unos 15 minutos a pie de donde alojaba, era más pequeño de lo que pensaba, así que me dispuse a caminar, tal cual como lo hicieron los romanos hace miles de años atrás.

La Fontana di Trevi
Me sentía raro, no tenia un rumbo fijo, solo buscaba una tienda de cámaras y una de mochilas y me costó, porque en Roma lo que se vende es ropa, y mucha. Eran cuadras y cuadras con la famosa palabra "saldi". Pensé en mi madre, en amigas que se hubieran vuelto locas al ver tanta ropa junta de primera calidad (asumo... ¿quizás?) para la venta y a precios que muchas veces eran menores a los que había en Chile. Pero yo no quería ropa, quería una cámara, así que seguí recorriendo la ciudad. Me sentía extraño, porque al no usar mochila ni cámara, no se me acercaba nadie a ofrecerme nada, pues no parecía turista. Todo cambio cuando ya me coloqué estos elementos y me di cuenta inmediatamente del cambio de trato, era más cómodo de todas maneras andar como un ciudadano más ya que no se acercaban vendedores, los cuales abundan de sobremanera allá. Caminando, medio extraviado y medio orientado por el mapa, empecé a encontrar diferentes construcciones, maravillosas, todas para mirar y contemplar. Un pasadizo y aparecía la Fontana di Trevi, el Panteón, el monumento a Garibaldi, el foro, el coliseo y así una construcción tras otras. Roma es maravillosa, todo edificio tiene un valor arquitectónico digno de admirar, tu no sabes bien si el pilar que esta al borde del edificio es de hace 10 años, 100 años o 1000 años, porque el nivel de conservación de la ciudad es enorme. Lo mejor, es que todo queda cerca.

Plazas históricas 
Muchas motitos

Después de encontrar la cámara y la mochila, por irrisorios precios, me dispuse a ser mas turista, armar una ruta y recorrer la ciudad. Claro, ahora los vendedores se me iban a acercar y me podría sentir más intimidado. Era el primer día en Roma, me disponía a buscar un lugar de comer para organizar mi desarmado itinerario que me esperaba en la ciudad eterna. Roma es una ciudad hermosa, llena de detalles, fabricada conforme avanzaban los años, sin una planificación más allá de la que los romanos del imperio programaron y que se ha moldeado a través de miles de años.

El Vaticano

Ya reunido mis utensilios básicos del viaje, me dispuse a recorrer la ciudad, como estaba cerca del Vaticano, fuimos a conocer la Plaza de San Pedro y la Basílica de San Pedro, lo suficiente para poder observar las tremendas dimensiones de ambas estructuras. Comencemos por la Plaza de San Pedro, construida por Bernini en el siglo XVII, muestra de la grandeza de la Iglesia Católica, grandeza que en algunos momentos baila en la delgada linea de la majestuosidad y el ser grotesco al ver tanta riqueza acumulada Aclaro que es una riqueza cultural, más allá de los credos, desde que entre al Vaticano, me di cuenta que todo lo que me rodea son monumentos invaluables. La plaza, enorme, rodeada de pilares, con sórdidas esculturas de los apóstoles y santos, llega a abrumar. Es impresionante y realmente no hay palabras para describir lo que uno ve. Luego, me acerque a la fila para entrar a la Basílica, luego de un chequeo de seguridad de mochilas, logré entrar. Acá adentro anexe mis oídos a un grupo de un guía turístico, costumbre que repetí en muchas ocasiones para poder ordenar mis visitas, lo siento muchachos, esto no se debe hacer. Bueno, logré escuchar las dimensiones de la Basílica, al hablar de metros construidos, la comparación de esta construcción con otras iglesias de importancia a quienes dobla o triplica en tamaño, la cantidad de cuadros, esculturas, pinturas que estan en el interior las cuales fácilmente deben llegar al millar, es una tonelada de cultura que no logras dimensionar en una simple visita. Luego ingrese a un museo que esta al interior de la Basilica y logre ver piezas de importancia desde tiempos de la época romana, hasta los albores del imperio carolingio.




La piedad de Miguel Angel
A pesar de ser enfermero, me encanta la historia y en estos lugares me asombré de ver esas cosas que a uno le enseñaban en el colegio, o que había leído en libros. Para uno es importante hacer eso, el adaptar esa información que solo conocía en textos, a la vida real, puede que sea un detalle, pero ver en la muestra el vestido con bordados de oro de Carlomagno, fue fascinante. Luego abandone el lugar, me di cuenta que era hora de comer algo y pensé dedicar un día entero a recorrer la Ciudad del Vaticano, incluido su museo. Caminé por una de las callejuelas que abundan en Roma y me acerque a una especie de minirestorant-fuente de soda. Una pizza, una lasaña, dos cervezas, una bebida y un café por 18 euros, considerando el lugar, creo que Roma es la ciudad más barata para comer, me di un festín prácticamente en una zona eminentemente turística. Luego confirme al alejarme de las zonas mas concurridas que comer en esta ciudad es bastante conveniente.



Quesos y vinos en el barrio de Trastevere.
El segundo dia de recorrido fue más familiar, me coordine con una amiga que vino desde la Toscana, que es de Chile y se fue a vivir a Italia hace unos dos años, ella quedo de juntarse conmigo por dos dias para recorrer la ciudad. La fui a buscar a termini, y el segundo dia lo dedicamos a salir a conocer el Coliseo. Ojo, si quieres entrar al Coliseo debes estar dispuesto a hacer una fila de unos 30 minutos. Luego salimos a comer por la ciudad, recorrer las tiendas de ropa las cuales abundan en la ciudad y terminar con una noche de vinos y quesos en el barrio de trastevere, para obligada si uno quiere ir a los pubs de la zona.


El siguiente día, tercer día, fui a despedir a mi amiga que volvía a la Toscana, y ese día lo dedique a recorrer el Vaticano, museo incluido, deben dedicar un día exclusivo para recorrerlo. Son miles de obras de arte. Luego volví a mi hostal, para beber unas cervezas con unos buenos amigos que hice, preparándome para el ultimo viaje, rumbo a Londres, muchas cosas me esperaban aun, en este recorrido itinerante que lejos de agotarme, me daba cada día mas energías.

Como datos para tener en cuenta:
  • Como siempre, no debo dejar de señalar que deben siempre andar con una botella de agua, porque el calor de verano en Roma es cosa seria, abundan piletas de agua potable en la ciudad para llenar las botellas.
  • Dos barrios de fiesta, uno es Trastevere que es más enfocado a los pubs con terrazas, venden buenos vinos y quesos. El otro barrio son una serie de discos que estan a orillas del Tiber a la altura del castillo de san angelo, más estilo discoquete. Altamente recomendado los dos lugares.
  • El metro de Roma esta subdesarrollado, aprendan bien las lineas de colectivos para poder movilizarse. Por la noche, el taxi es la mejor opción, no son caros. Aunque nosotros caminábamos todos los recorridos, incluso los nocturnos.
El Panteón
América y yo desde el Coliseo Romano

Pizza con anchoas, una de mis favoritas. Caffe Costello

Clásica postal romana, conmigo de invitado


Trip Europa 2012

I Wacken
II Berlín
III Ginebra primera parte
IV Berna
V Ginebra segunda parte
VI Roma
VII Londres
VIII París primera parte
IX Paris segunda parte y retorno

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