Roma, Italia - Viernes, 10 de agosto de 2012
Salida al alba desde el aeropuerto de Ginebra |
En la autopista desde Flumicino a Roma |
Abordé el
bus y viajé tranquilamente por cerca de unos 40 minutos antes de empezar
a entrar en Roma, una ciudad algo más latina como mencioné, pero no debo dejar de decir esto por las razones que expliqué
arriba. Los grafitties en las calles, la gente que cruza la calle en
cualquier parte o los bocinazos en los choferes de los vehiculos. El bus
pronto nos dejó en la estación de Termini, ubicado en pleno
barrio comercial de la ciudad. Una vez que llegué ahí busqué mi mapa
para poder dirigirme al lugar donde alojaría, a unos 10 minutos a pie
desde Termini. Empecé a recorrer los barrios aledaños a Termini, que me
recordaron mucho a lo que es Estación Central en Santiago,
construcciones antiguas, que uno no podría imaginar el año en que
estaban hechas, con arquitectura clásica del s XIX, como esos barrios
fundadores de las capitales sudamericanas, con los balcones que dan a
las calles y que sin querer demostraban de donde viene un gran
porcentaje de las estructuras y edificios que tenemos en Sudamérica,
esta claro que esto ya se había hecho en Roma.
Entrando por la ciudad, me di cuenta la gran cantidad de inmigrantes que había, el barrio colindante al terminal es una mezcla de chinos, árabes, africanos y marroquíes, perfectamente mezclados en diferentes locales donde uno sabe que está en una ciudad cosmopolita, donde la mezcla de lenguas, colores y formas de expresión te entretienen. Iba caminando con hambre y me animé a entrar a un para tomar algún refresco y comer algo, ya que no había desayunado aun, y era una mezcla de local con dependientes chinos, ambientación marroquí y que vendían paninis. Otra cosa, comer en Roma es barato, después cuando salí me di cuenta de esto, pero la venta de pizza y pastas en este país es maravillosa, creo que si me tocara vivir en Roma, nunca me aburriría de comer pizzas.
Luego de caminar unos 10 minutos, con la detención a desayunar, encontré mi hostal. En la entrada había una japonesa que también iba a entrar, en señal de caballerosidad le abrí la puerta, señal que luego me di cuenta que es máxima confianza para los japoneses, entre otras cosas que ella me enseñó después. En el hostal dejé mis cosas, hablé con el dependiente, que me hablaba un italiano/españolado que entendía a duras penas, pero me parecía gracioso, pues el pensaba que entendía todo y seguía hablando de corrido, me pareció gracioso y aunque el lugar inicialmente no me dio una buena impresión, el grupo de gente que había reunido y el hostal, que realmente era un piso gigante, hacia que todos los que alojábamos ahí nos reuniéramos en la cocina del lugar, dando más cercanía entre todos y creando lazos entre los huéspedes, todos viajeros como yo. Era una mezcla de una pareja francesa, dos gringos, la niña japonesa que ya mencioné, una española con su madre y un alemán que al finalizar la jornada nos reuníamos para conversar y beber algo entre todos.
Después de dejar mis cosas empezaba una nueva aventura, ahora en Roma, mi primera misión, comprar una mochila y una cámara, las que había perdido. Miré el mapa, calcule lo poco que había caminado y me di cuenta que el centro urbano de roma, distante a unos 15 minutos a pie de donde alojaba, era más pequeño de lo que pensaba, así que me dispuse a caminar, tal cual como lo hicieron los romanos hace miles de años atrás.
La Fontana di Trevi |
Plazas históricas |
Muchas motitos |
Después de encontrar la cámara y la mochila, por irrisorios precios, me dispuse a ser mas turista, armar una ruta y recorrer la ciudad. Claro, ahora los vendedores se me iban a acercar y me podría sentir más intimidado. Era el primer día en Roma, me disponía a buscar un lugar de comer para organizar mi desarmado itinerario que me esperaba en la ciudad eterna. Roma es una ciudad hermosa, llena de detalles, fabricada conforme avanzaban los años, sin una planificación más allá de la que los romanos del imperio programaron y que se ha moldeado a través de miles de años.
El Vaticano |
Ya reunido mis utensilios básicos del viaje, me dispuse a recorrer la
ciudad, como estaba cerca del Vaticano, fuimos a conocer la Plaza de
San Pedro y la Basílica de San Pedro, lo suficiente para poder observar
las tremendas dimensiones de ambas estructuras. Comencemos por la Plaza
de San Pedro, construida por Bernini en el siglo XVII, muestra de la
grandeza de la Iglesia Católica, grandeza que en algunos momentos baila
en la delgada linea de la majestuosidad y el ser grotesco al ver tanta
riqueza acumulada Aclaro que es una riqueza cultural, más allá de los
credos, desde que entre al Vaticano, me di cuenta que todo lo que me
rodea son monumentos invaluables. La plaza, enorme, rodeada de pilares,
con sórdidas esculturas de los apóstoles y santos, llega a abrumar. Es impresionante y realmente no hay palabras para describir lo
que uno ve. Luego, me acerque a la fila para entrar a la Basílica, luego
de un chequeo de seguridad de mochilas, logré entrar. Acá adentro anexe mis oídos a un grupo de un guía turístico, costumbre que repetí en muchas
ocasiones para poder ordenar mis visitas, lo siento muchachos, esto no se debe hacer. Bueno, logré escuchar las
dimensiones de la Basílica, al hablar de metros construidos, la
comparación de esta construcción con otras iglesias de importancia a quienes
dobla o triplica en tamaño, la cantidad de cuadros, esculturas,
pinturas que estan en el interior las cuales fácilmente deben llegar al
millar, es una tonelada de cultura que no logras dimensionar en una
simple visita. Luego ingrese a un museo que esta al interior de la Basilica y logre ver piezas de importancia desde tiempos de la época
romana, hasta los albores del imperio carolingio.
La piedad de Miguel Angel |
Quesos y vinos en el barrio de Trastevere. |
El siguiente día, tercer día, fui a despedir a mi amiga que volvía a la Toscana, y ese día lo dedique a recorrer el Vaticano, museo incluido, deben dedicar un día exclusivo para recorrerlo. Son miles de obras de arte. Luego volví a mi hostal, para beber unas cervezas con unos buenos amigos que hice, preparándome para el ultimo viaje, rumbo a Londres, muchas cosas me esperaban aun, en este recorrido itinerante que lejos de agotarme, me daba cada día mas energías.
Como datos para tener en cuenta:
- Como siempre, no debo dejar de señalar que deben siempre andar con una botella de agua, porque el calor de verano en Roma es cosa seria, abundan piletas de agua potable en la ciudad para llenar las botellas.
- Dos barrios de fiesta, uno es Trastevere que es más enfocado a los pubs con terrazas, venden buenos vinos y quesos. El otro barrio son una serie de discos que estan a orillas del Tiber a la altura del castillo de san angelo, más estilo discoquete. Altamente recomendado los dos lugares.
- El metro de Roma esta subdesarrollado, aprendan bien las lineas de colectivos para poder movilizarse. Por la noche, el taxi es la mejor opción, no son caros. Aunque nosotros caminábamos todos los recorridos, incluso los nocturnos.
El Panteón |
América y yo desde el Coliseo Romano |
Pizza con anchoas, una de mis favoritas. Caffe Costello |
Clásica postal romana, conmigo de invitado |
Trip Europa 2012
I Wacken
II Berlín
III Ginebra primera parte
IV Berna
V Ginebra segunda parte
VI Roma
VII Londres
VIII París primera parte
IX Paris segunda parte y retorno
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