Enero del 2011.
Estábamos en Castro y se nos había caído la noche. Iba a comenzar a llover y se nos hizo tarde para viajar a Chonchi, también se nos hizo tarde para buscar donde dormir, así que decidimos pernoctar en un terreno que estaba al frente de la estación de Bomberos, pero cuando la lluvia empezó a caer con más fuerza, decidimos caminar al hospital de la ciudad para resguardarnos del frío. Al día siguiente, la gente de las ambulancias nos dio desayuno. Repusimos algo de energías y decidimos marchar rumbo al sur, encontramos una micro que por pocos pesos nos ofreció llevarnos a Cucao.
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Rumbo a Cucao |
Inicialmente el destino era Chonchi, pero decidimos saltarlo, queríamos salir de la ciudad rápidamente y no llegar a otra ciudad, Cucao era la opción, para llegar al destino, poner nuestra carpa y disfrutar del lugar.
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Esperando en la ruta 5 sur, rumbo a Cucao. |
Esperamos en la carretera, estaba por empezar a llover, pero por suerte apareció un pequeño ómnibus. Lo abordamos y empezamos a recorrer unas 2 horas y algo más por la isla rumbo a la costa que da al pacífico. El camino era maravilloso, casi de otro mundo, habíamos visto más valles que bosque, pero una vez que cruzamos el lago Huillinco, el bosque se empezó a poner más frondoso, más denso y más verde, creo que era la dirección que debíamos tomar. Las niñas en ese recorrido, solo durmieron, para mejor, empezaba a llover, justo hasta antes de llegar a Cucao, cuando cesó la lluvia para recibirnos con un mejor tiempo.
Llegamos a Cucao, un pueblo pequeño, que ni siquiera se si alcanza para ser un pueblo, es mejor hablar de Cucao como un poblado, unas casas repartidas en la desembocadura de un río, un negocio de víveres y eso era todo, porque el resto era un paisaje enorme lleno de verde, en la entrada del Parque Nacional de Chiloe.
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Llegando a Cucao, esta era la recepción |
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El Puente Bote |
Le preguntamos al chófer del bus por un lugar para acampar, todos sugieren un camping llamado el abuelo, que dicen que tiene más fiesta y más vida, pero nosotros queríamos algo más de tranquilidad. Por eso nos recomendaron otro que quedaba algo más lejos, que era algo más tranquilo. Decidimos ir a este segundo, desde el puente bote en dirección al lago Huelde. Al llegar al puente, se nos acercan dos niñas, una llamada Luna que era de la isla y la otra que no recuerdo el nombre, pero que era Eslovenia. Encontramos muy sospechosa la actitud de ambas, nos invitaron a seguir avanzando y confiamos. Aquí es donde nos damos cuenta que somos de una gran ciudad, de donde desconfías de todo el mundo. Las niñas nos hicieron avanzar unos 20 minutos caminando por la orilla de un lago, pasando por unos senderos empinados rumbo a un lugar que no conocíamos, estábamos cansados y más desconfiados, hasta que llegamos a una casa, la casa de don Mario, el dueño de este hermoso terreno. Las niñas tenían razón y nos sentimos mal por desconfiar, era un lugar hermoso, paradisíaco, en algún momento pensamos en pasar por Cucao un par de días, pero al llegar a la orilla de este lago decidimos quedarnos ahí por una semana, correspondía por lo lindo del lugar. Don Mario nos cobraba $1.000 pesos la noche, era un terreno maravilloso, había un galpón en caso de que lloviera, habían duchas heladas y también con agua caliente, la primera era gratis y la segunda salía $500, tenias donde bañarte, donde sacar agua y en fin, era algo para quedarse, nos dio pena haber desconfiado, nos sentimos muy de la ciudad.
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Caminando rumbo al camping de Mario |
Para peor, nos dimos cuenta que se nos quedó una cámara de fotos en la micro, salimos caminando hacia el camino y esperamos que la micro diera toda la vuelta, lo habíamos llamado previamente para ver si la cámara estaba en el bus y efectivamente, estaba en el bus y nos fue devuelta sin novedades, toda la honradez sureña.
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Se debe comer bien. |
En Cucao estuvimos una semana, creo que fue el lejos lugar del viaje, quizás cada lugar tuvo su magia propia, aunque por naturaleza, Cucao fue la que ganó. Recorrimos el camino principal, rumbo al pueblo, del cual estábamos a 1 hora aproximadamente caminando, conocimos mucha gente del lugar, nos dimos cuenta que Don Mario había nacido en la misma casa donde vivía y en sus cerca de 50 años, no había salido casi nunca de estos hermosos lugares. Nos encontramos con gente que compartimos en Dalcahue y con gente que andaba acampando solo. Unos días de perfecto descanso lejos de todo el mundo y noches de largas fogatas acompañados con el calor de los palos quemándose. Por suerte no llovió más, solo un día nos atacó una tormenta de viento, que cayó durante toda la noche, al día siguiente fue gracioso andar buscando nuestras cosas repartidas por todo el sector. También hicimos carnes a las parrillas, no por estar lejos íbamos a comer mal, se comía y se bebía bien.
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El dueño del camping mirando sus terrenos |
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El lago Huelde, desde el Camping |
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Salimos a caminar por el lugar |
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Pioneros en "trekking"... o caminar con mochilas al hombro |
Fue un momento preciso para volver, ya era momento de retornar a Santiago, así que decidimos volver, haciendo una escala en Osorno. Nuevamente en bus hasta salir a la Ruta 5 sur y encontrar un par de camiones de una quesería Mulpulmo, que nos llevaron hasta Santiago, como casualidad, uno de los chóferes era de Osorno y conocía a la familia de una de mis amigas, lo cual hizo más cercano el viaje de vuelta.
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Modelando con el camionero |
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Con cansancio cualquier lugar es bueno para dormir. |
Fue un lindo verano, unas tres semanas donde decidimos irnos de Santiago, estábamos tristes porque una amiga nos había dejado, fue una especie de terapia, buscar un lugar sin saber donde ir. Fue una muy buena decisión. Conocimos lindos paisajes, lindas personas y por sobre todo, nos conocimos entre nosotros. Hemos pensado varias veces en repetir este viaje, nos fuimos con muy poco dinero, dormimos en las calles de Castro, buscábamos la manera más barata de desplazarnos y a pesar de todo, fue uno de los mejores viajes que he realizado en mi vida.
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Esperate nomás que lleguemos Quemchonchi 2011 |
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Trip espérate nomás que lleguemos a Quenchonchi, 2011
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