sábado, 22 de marzo de 2014

Espérate nomás que lleguemos a Quemchonchi, II parte. (Rumbo Ancud)

Enero, 2011.

Super Nacha
Estábamos nuevamente en la 5 sur, saliendo de Osorno, luego de una semana de ser bien atendidos en la costa de dicha región. Era hora de embarcarse en la aventura rumbo a tierras chilotas. Abordamos la micro que más cerca nos dejaba de la Ruta y luego caminamos rumbo a la orilla de la carretera, nos dimos cuenta que estábamos mal ubicados, en una bajada. No existen muchos manuales de "como hacer dedo", pero de las normas que deberían estar establecidas es "no ubicarse en bajadas" ya que ningún vehículo se detendrá si viene con el impulso de una cuesta.


Las señoras que nos dieron el aventón hasta Puerto Montt
Ese día salimos tarde, solo debíamos avanzar unos 100 kms. hasta Puerto Montt, el sol ya estaba bajando cuando se detuvo una camioneta y nos ofrecieron el aventón. Era una camioneta de dos señoras, que iban a Puerto Montt a comprar mariscos para luego comercializarlos en Osorno, asi que la parte trasera, a pesar de ir desocupada, llevaba algo de olor a puerto, pero como decimos en Chile "a caballo regalado no se le miran los dientes", así que nos subimos sin pensar en el olor que teníamos que llevar por los 100 kms. Las señoras muy contentas, nosotros les contábamos nuestras peripecias para llegar a Chiloe, era la primera parte del viaje y estábamos muy entusiasmados. Luego de una hora, llegamos al sector de Angelmó, que es el terminal pesquero de Puerto Montt, ahí descendimos y nos contactamos con un familiar de Dayan, que nos pasaría a buscar para darnos alojamiento una noche, para preparar nuestro recorrido en la isla grande de Chiloe. Una casa linda, hospitalidad sureña, buen ambiente y techo donde dormir.

Más cerca del destino

Al día siguiente, temprano de pie, rumbo al supermercado a comprar los víveres necesarios antes de partir al terminal de buses. Luego recorrimos Puerto Montt, la zona de Angelmó y la costanera. Luego entrada la tarde decidimos ir al terminal directos pues estaba empezando a llover y la lluvia en el sur cae con baldes, por eso nos apresuramos en llegar al terminal, donde buscaríamos un medio barato para acercarnos a Pargua, que es la zona de donde salen los ferries que cruzan a Chiloe. Ya íbamos arriba del bus, estaba cayendo la tarde y miramos por la ventana del bus como la lluvia se hacía más profusa. Decidimos que había que negociar con el bus para que nos alargara el ticket hasta cruzar el Ferry y llegar a Ancud, la primera gran ciudad de Chiloe, donde tendríamos más posibilidades de albergues. Gracias a los dotes femeninos de la Nacha, logramos el objetivo por unos pocos billetes más, siempre es bueno tener una amiga linda para hacer negocios.

Arriba del ferry
Llegamos a Pargua, subimos al ferry e iniciamos la aventura de cruzar el canal de Chacao, instante mágico, donde por 40 minutos cruzas las aguas del mar para entrar en la isla, en unos ferries enormes que llevan buses, autos y camiones. Recorrimos el barco, muchas fotos, muy contentos porque habíamos llegado lejos y nos nos había costado mucho, quizás un poco, pero las cosas eran más simple de lo que pensábamos, sentíamos que nos faltaba tanto por recorrer, pero nadie sabría las miles de cosas que se venían por delante.

Leonardo Di Caprio
Por fin llegamos a la isla, el bus nuevamente se ponía en marcha para avanzar cerca de una hora hasta llegar a Ancud, la primera ciudad dentro de la isla de Chiloe, ya era de noche y estábamos llegando, cuando las cosas se pusieron algo feas con el clima. Llegamos al terminal y se largó a llover de manera escandalosa. Nos dimos cuenta que la primera "mega ciudad" de la isla estaba muerta, todo cerrado, todo apagado, claro, eran las 9 de la noche y en el sur, la gente se acuesta a la misma hora que se van a acostar las gallinas. Estábamos solos, en el terminal de buses, bajo una lluvia discriminadora de nosotros y sin tener lugar donde dormir.

Invitadas en la cabaña
De repente, un señor se nos acerca y nos ofrece un alojamiento, era la única persona que estaba alrededor. No teniamos mucho donde elegir, nos ofrecía unas piezas, pero estaban fuera de nuestro alcance, entonces nos ofrece una cabaña, a un precio más accequible, así que vimos que seguia lloviendo y nos nos quedó más que comenzar a caminar al lugar. Despues de unos 20 minutos cargados caminando bajo la lluvia, llegamos a una casa, pasamos a la parte trasera y estaba la cabaña, tenia luz y agua, pero nada más, estaba húmeda y goteaba por todos lados. Fue muy mala la elección, pero ya estabamos ahí, descargamos nuestras mochilas y nos sentamos en una mesa. Quizás fue la peor noche, eso pensábamos (tendríamos peores) pero lo poco que nos ofrecía la cabaña hizo que nos acercáramos más, arrimamos unas sillas, sacamos un ron y procedimos a bajar lentamente esa botella, hablamos de muchas cosas, nos reímos bastante, nos dimos cuenta que no era necesario tanto lujo, estábamos juntos, reunidos después de muchos días viajando, bajo un techo, sanos y compartiendo.

Fería costumbrista
Era nuestra primera noche en Chiloe, fue más que todo una prueba de humildad, lo pasamos genial. Armamos la carpa dentro de la cabaña (si señores, estaba muy húmedo ahi adentro para dormir) y procedimos a descanzar. Primera lección: "Llegar más temprano a las ciudades si nos tenemos alojamiento". Al día siguiente nos levantamos temprano, abandomos la cabaña, fuimos a la feria costumbrista de Ancud. Habían grupos folklóricos, mucha gente, comida, artesanias. Parecía que estaba toda la ciudad en la feria costumbrista. Había milcao, chuchoca, curanto en hoyo, más asados y en general mucha comida. Nosotros comimos curanto en hoyo y nos montamos en nuestras mochilas, debíamos buscar manera de llegar a Quenchi, nuestro siguiente destino dentro del viaje en la isla de Chiloe. Ahora si debíamos llegar temprano, para no cometer el mismo error que cometimos al llegar a Ancud. Así que salimos a la ruta y encontramos un bus que iba rumbo al sur, lo tomamos después de pactar un precio. Al llegar al cruce de Quemchi una camioneta nos arrimó, íbamos rumbo a la costa este de la isla, entre bosques y prados estábamos llegando a nuestro próximo rumbo, pero eso queda para la próxima historia.


 
La feria costumbrista quedaba allá arriba

Y eso daño las piernas de la cotita

El único stand que tenía bebidas sin azúcar
Está servida la parrilla

La modeloca
Está listo el curanto.

Imposible no recordar esa noche.
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Trip espérate nomás que lleguemos a Quenchonchi, 2011

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