lunes, 10 de marzo de 2014

Espérate nomás que lleguemos a Quemchonchi, I parte. (Rumbo Osorno)

Enero, 2011.

Chiloé es una larga isla ubicada en el sur de Chile, a unos 1100 kilómetros de Santiago. Realmente no es solo una isla, sino un archipiélago, donde la "isla Grande de Chiloé" es la principal y a ésta se agregan un par de decenas más, o quizás cientos, dependiendo del concepto de isla o islote, el cual enreda esta definición.

Inicialmente el viaje a Chiloé (con un acento en le "e") fue planeado el año 2010, pero cuando estábamos en Osorno, a unos 850 kilómetros al sur de Santiago con unos amigos y nos disponíamos viajar más al sur, fue el Terremoto del año 2010 y tuvimos que volver a Santiago para reencontrarnos con las familia, postergando el viaje para una siguiente ocasión. La posibilidad fue el año 2011, era verano. Ese 2010 fue un año duro, algunos problemas personales, la partida de una gran amiga y compañera de tesis a un mundo mejor. Justo habíamos terminado nuestras carreras "profesionales" y nos faltaban un par de meses para nuestro examen de titulo. Para la segunda quincena de enero del 2011, debíamos llegar a Cucao, un amable pueblo, colindante con el Pacífico, inserto en medio del parque nacional Chiloé. Uno de los lugares objetivos de todo aquel que se atreva a cruzar el Canal de Chacao, paso obligado que separa el continente de la Isla Grande de Chiloe.

Bueno, ¿Que es Chiloé? Esta gran isla es, según mi percepción, uno de los lugares más tradicionales de Chile, que encierra una rica historia de mitos y tradiciones. La isla de Chiloé es uno de los principales destinos turísticos de nuestro país y uno de los primeros objetivos de los "mochileros" nacionales. Es como egresar del colegio, la primera prueba, lo suficientemente lejos de la civilización como para sentirse "lejos de casa", pero a la vez cerca de ciudades donde puedes encontrar comunicación con la familia, o noticias de actualidad, aprovisionamiento o cosas similares. Nos fuimos un par de semanas y el objetivo era llegar haciendo dedo, aventón o autostop, como se define en diferentes lugares. Está lo suficientemente aislado del continente, lo que les ha permitido a los "chilotes" a crear una cultura propia muy atractiva para los que viajamos a Chiloé.

Los ruteros íbamos a ser 3, inicialmente iba su humilde escritor, en compañía de dos grandes amigas de la universidad. Luego dos chicas más se quisieron unir al viaje, María Ignacia y María José, pensaban viajar, pero vieron la posibilidad de irnos todos juntos al sur, la cual fue bien recibida por todos. Se iniciaba el verano del 2011 y Cucao era nuestro objetivo, debíamos recorrer 1235 kilómetros desde Santiago por la Ruta 5 rumbo al sur, para ser nuestro primer viaje, estaba bien.

Partimos un poco más al sur de Santiago, a la altura de Rengo, a unos 130 kilómetros al sur de la capital, esto era porque Giannisa es de allá. Nos juntábamos con ella y nos íbamos todos juntos a la estación de servicio colindante a la carretera. Como eramos 5 personas, decidimos dividir el grupo en dos, nos quedamos de juntar en el peaje de la entrada de la ciudad de Osorno, aproximadamente el kilómetro 945, lugar de nuestra primera detención. Primero dejamos partir a las niñas, María José (Coté), María Ignacia (Nacha) y Dayan se demoraron unos 40 minutos en encontrar un camión que les diera aventón, el primero de sus 6 camiones que las iba a dejar en Osorno. 

El Gallo Claudio, emblema del primer camión.
Yo con Giannisa, nos quedamos en la estación de servicio esperando una suerte similar, pero que no fue tal, ya que nos llevó cerca de 2 horas en que otro camión nos alejara de Santiago, el camión del Gallo Claudio, un amable chofer que nos habló todo el camino sin cansarse, le hacía honor al nombre de gallo de Looney Tunes, parecía relator de fútbol de radio, solo paraba para respirar y contarnos sus anécdotas de viaje y describir su gran gallo que coronaba su camión, en honor al Gallo Claudio obviamente. El nos llevó unos 200 kms, hasta llegar a Talca, el camino fue más largo debido a que había un embotellamiento el cual fue responsabilidad de una carga de fierros mal estibada de un camión, que se desparramó por toda la autopista y que provocó el "taco". En el siguiente aventón, un chofer que encontramos saliendo de la ducha de la bomba de bencina nos ofreció llevarnos, estaba cansado porque tuvo que recoger una carga de camión mal estibada que había provocado un embotellamiento, si, él mismo chofer que habíamos hablando antes, responsable de la caída de fierros en la carretera, sería el responsable también de llevarnos a nuestro objetivo final. Don Wilson le daría vida a las 12 horas de viaje que nos quedaban, ya con él íbamos a cruzar la noche por la carretera, las zonas mapuches, las grandes áreas forestales hasta llegar al inicio de la región de los lagos. Fueron tantas horas de trayectos, que en algún momento ya no teníamos de que hablar con don Wilson, cosa que él coronaba con su particular frase "como no hay tema... fumemos un cigarro".

Osorno. 6:00 hrs. Luego de 15 horas arriba de los camiones
Cerca de las 6:30 de la mañana del día siguiente, llegábamos al peaje de Osorno, las niñas, Nacha, Cote y Dayan, arribaron unos 30 minutos antes. El recorrido de ellas fue más elaborado que el nuestro, incluyó un camión de cal, cuyos frenos estaban malos, un joven camionero que no tenía más de 25 años, un elegante camión de cervezas entre lo más destacable. Todos juntos comenzamos a caminar a la ciudad, donde nació Dayan y donde nos iban a dar alojamiento, desayuno y energías para continuar rumbo a Pucatrihue, una linda caleta ubicada a unos 100 kilómetros hacia la costa de Osorno, lugar de nuestra primera parada. 

Nuestra vista desde la terraza haciael este
Pucatrihue, una idílica caleta, lugar donde se encuentra la casa de la abuela de Dayan, donde nos iban a dar alojamiento por una semana, lleno de hospitalidad sureña y noches mágicas. Colindaba con el rio Contaco, con una terraza donde puedes ver a 200 metros la desembocadura del rio con el mar y hacia el otro extremo un impotente bosque sureño. La abuela de mi amiga, nos iba a dar pan, carnes de la zona, mucho descanso y sobre todo mucha hospitalidad. La casa en verdad es maravillosa, un lugar de ensueño, era la tercera vez que iba para allá y creo que iría unas 10 veces más si pudiera.

Nos quedamos en Pucatrihue una semana, abundaron las noches de fiesta, antes íbamos más a la playa, pero nos tocaron unos días muy llovidos y tuvimos que quedarnos en casa varias noches, pero eso no era motivo para quejarse, ya que es típico de los amigos cuando salen de vacaciones, jugar cartas con alcohol y hacer juegos con este, ahora no fue la excepción. También fuimos a recorrer los alrededores, la caleta, jugábamos taca taca, comprábamos los víveres, caminábamos largas distancias, cruzábamos el rio a bote, salíamos a la playa y disfrutar de la hospitalidad de la abuela de mi amiga.


Hospitalidad sureña
Desde la terraza mirando al oeste

Gol en taca-taca
El grupo inicial del viaje
Sopaipilla fumadora

Listos para seguir
Fue la primera etapa del viaje, es hermoso Pucatrihue, espero que nunca cambie y siga siendo ese lugar acogedor. Pero luego de una semana correspondía volver a Osorno para acercarnos a la Ruta 5, eje principal de carreteras de nuestro país. Era necesario volver al aventón, pues quedaban 100 kilómetros para llegar a Puerto Montt, punto obligado de detención para ir a Chiloé.

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Trip espérate nomás que lleguemos a Quenchonchi, 2011

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